El C-5 cargando torpedos
Imagen:cuartopoder
El citado día 25 embarca en el submarino, como comandante del mismo, el capitán de corbeta José María de Lara y Dorda, procedente del "C-1". El Comité de a bordo sería el encargado de vigilar a De Lara en evitación de alguna maniobra que pusiera al submarino en manos fascistas, o incluso que provocara su hundimiento. Esta era la tónica normal en todos los buques de la Flota y especialmente en los submarinos. Con el comandante De Lara a bordo el buque recibe órdenes de partir esa misma noche con rumbo a Tánger.
Las tropas sublevadas vigilan desde tierra las aguas del Estrecho, por la noche se ayudan de potentes reflectores. Ante esta situación se decide hacer la travesía en inmersión. El comandante se opone, alegando la existencia de fuertes corrientes atlánticas que podrían hacer perder el rumbo al buque y recomienda navegar en superficie. El Comité se opone frontalmente y se decide navegar en inmersión. Acto seguido, y según versión del cabo Ramón Cayuelas, destinado en el "C-5" "...en la cámara se reúnen el comandante, José María de Lara, el capitán mercante Avelino Bernadal, el jefe de máquinas, Eusebio Fernández, el contramaestre, Jacinto Núñez y José Porto, jefe del Comité de a bordo". Como ya se ha dicho antes, el "C-5" no cuenta con oficial de derrota y por tanto el rumbo es calculado y fijado por De Lara. Hecho lo anterior el comandante se retira a su camarote, quedando a cargo del submarino Bernadal y Núñez.
En su versión de lo sucedido, el cabo Cayuelas nos dice:
"Sobre las dos de la madrugada, un tremendo golpe nos tiró de las literas. El susto fue tremendo también, el submarino se quedó frenado bruscamente y el comandante acudió a la cámara de mando y puso a toda la dotación en zafarrancho de combate. La popa giraba de un lado al otro sin que avanzase el buque. Al principio se pensó en que habíamos tocado con el casco de algún barco hundido en el Estrecho, pero por el periscopio pronto supimos que estábamos varados de proa en una playa de la costa de África, más o menos frente a Tarifa".
(1) La ciudad de Tarifa (Cádiz) se encontraba ya en esas fechas en manos de la tropas sublevadas.El 18 de julio de 1936 la legalidad republicana quedó interrumpida ante la rebelión de las tropas franquistas. Desde el primer momento de la sublevación Tarifa cayó sin dificultad en manos del ejercito rebelde. El mismo 18 de julio desembarcaron en la ciudad tropas sublevadas procedentes de África. Concretamente una bandera de la Legión en dos faluchos, “el Pitucas” y “Nuestra Señora del Pilar”, facilitados por el Consorcio Nacional Almadrabero. Al frente de estas tropas entraron dos destacados miembros de la derecha local, los señores Mora Figueroa y Romero Abreu, además de Martínez Toledo, Juan Avenza, etc. La toma efectiva, y definitiva, de la ciudad se produce el 24 de julio, día en que entran en la ciudad tropas de regulares y marroquíes.
La situación en Tarifa era conocida por todos, también por el comandante del "C-5". Varar el submarino en sus costas era una excelente operación para que quedase, junto con su tripulación, en manos sublevadas. Toda la dotación del submarino acusó a de Lara de haber trazado el rumbo con esa intención.
Ante la situación en que se encuentra el buque es urgente recuperar su movilidad. El cabo Cayuelas nos dice:
" Nos pusimos manos a la obra inmediatamente para recuperar el submarino, trasvasando combustible a los tanques de popa y aligerando los lastres, pero sin resultado positivo. La proa seguía clavada en la arena. Pensábamos que después de todo había sido una suerte que fuese precisamente arena y no roca, pues en este caso el golpe tan brusco nos habría producido una vía de agua y allí nos hubiésemos quedado, para siempre.
El comandante, José María de Lara, aconsejó calma y pidió que se esperase hasta el amanecer porque la subida de la marea nos ayudaría bastante, pero el Sr. Porto se puso furioso ante lo que sospechaba una maniobra del comandante, porque el esperar suponía que se haría de día en plena zona enemiga. Finalmente y a pesar de habernos desprendido de una buena parte del combustible, hasta que no subió la marea, la proa no se despegó del fondo. Con las primeras horas de la mañana nos alejamos protegidos por una espesa niebla".
Ya con capacidad de navegar el "C-5" se dirige al destino ordenado, Tánger, a donde arriba en las primeras horas del día 26, pero no acaban aquí las incompresibles peripecias y actuaciones del "C-5" al mando de José María de Lara. (2) Ese mismo día, saliendo de Tánger rumbo a Bilbao, embistió con su proa al submarino republicano "C-1", que tuvo que regresar a Cartagena a reparar. El 2 de septiembre de 1936 avistó al crucero "Almirante Cervera" en las inmediaciones del cabo Peñas, retrasando el lanzamiento de los torpedos. A finales de octubre de 1936, lanzó cuatro torpedos al acorazado sublevado "España", que navegaba desprevenido, fallando todos pese a la excepcional situación, lo que sólo se explica por una manipulación previa en los giróscopos. Con este historial, es evidente que el comandante del C-5 despertaba algo más que sospechas.
Las situaciones extraordinarias siguen a bordo del "C-5". (3) Una noche de mediados de octubre en que el buque se hallaba fondeado en la base de Portugalete, una cuadrilla de individuos armados sorprendieron a los marineros de guardia, los desarmaron, les dijeron que se largaran y se apoderaron de él. Eran gudaris que actuaban como agentes del gobierno vasco. El Estado Mayor republicano gestionó el desalojo con las autoridades vascas y el asunto se resolvió sin estridencias. El jefe de guardia, que era el cabo Cayuelas, fue sometido a un Consejo de Guerra, pero se salvó de la pena máxima gracias a la intervención del jefe del Comité de a bordo, José Porto, quedando Cayuelas relevado, en tierra y sin destino.
(3) El 31 de diciembre de 1936, cuando, pasadas las siete de la tarde, el submarino salió del puerto de Bilbao para realizar una misión. Apenas 24 horas después, unos pescadores avistaron una gran mancha de aceite cuando regresaban a puerto, a unas once millas al norte de Ribadesella (Asturias). Hacía horas que la señal del C-5 había desaparecido. Algunos restos confirmaban que la mancha pertenecía al buque y que el submarino había sido hundido.
(3) La incógnita sobre lo que ocurrió con el hundimiento del C-5, el primer submarino republicano perdido en misión de combate, sigue abierta. Hay conjeturas diversas que van desde el autohundimiento provocado por el comandante, aprovechando el despiste o quizá la celebración de fin de año a bordo, hasta un ataque del "Cervera". En todo caso, el cabo Cayuelas dejó escrito en un libro que de no haber sido porque el comandante De Lara era simpatizante de los sublevados habría mandado al "España" y al "Cervera" al fondo marino. Su viuda obtuvo la pensión de guerra de las autoridades franquistas.
Por desgracia, personajes como José María de Lara abundaban en la Flota Republicana, y con mandos así se hacía muy difícil ganar una guerra. Tal y como dicen varios de mis amigos, habría sido referible que la Flota hubiese quedado totalmente en manos de los Cabos y de los oficiales y mandos de demostrada lealtad al gobierno de la República, pero eso era decisión de Prieto, ministro de Marina, y todos sabemos que Prieto no hizo más que equivocarse desde que asumió esa cartera.
Benito Sacaluga
Fuentes consultadas: (1) La Guerra Civil en Tarifa. Juan Navarro Cortecejo. Aljaranda. Pag. 29.(2) Galicia Ártabra. Enrique Barrera Beitia. ¿Que pasó con el C-5? (04-09-2017)(3) El enigma del C-5, una jaula de grillos. Luis Díez. cuartopoder. (07-11-2018)