Restos de animales antediluvianos, vestigios del hombre prehistórico como puntas de sílex, remanentes de villas romanas, trincheras de la Guerra Civil… todo eso y más se esconde bajo el suelo de la actual carretera M-30 de Madrid. Las obras de soterramiento de esta vía, que comenzaron en el año 2004, han sacado a la luz esta excelente amalgama de joyas arqueológicas y paleontológicas. La historia de la capital a través de un recorrido por el trazado de la M-30, con un eje vertebrador como es el río Manzanares (zona declarada Bien de Interés Cultural), auténtico origen generador del poblamiento de la ciudad.
La ruta del viajero apasionado por el pasado se traslada hace 16 millones de años, al Mioceno, sobre una extensa sabana con un lago central de escasa profundidad en la que habitaban mamuts, rinocerontes, mastodontes, cérvidos, bóvidos, jabalíes, tortugas gigantes y otros pequeños vertebrados. Aquel lugar se asentaba sobre el yacimiento de la Hidroeléctrica (próximo al estadio de fútbol Vicente Calderón), descubierto en 1920 en el paseo de la Virgen del Puerto, y en la Casa de Campo.
De los relieves montañosos que servían de frontera a estos parajes surgieron unos cuantos cursos fluviales, que depositaron sedimentos en los márgenes del gran lago central, por lo que dieron lugar a un variado mosaico de paisajes habitados por una abundante fauna ya extinguida. Fósiles y huesos también se han encontrado en las zonas del Puente de Praga y entre el Puente de Vallecas y el de la Lira.
- El río Manzanares./Miguel303xm
Junto al origen de la vida que proporciona la existencia de un río, el curso del Manzanares y su entorno comenzaron a poblarse de homínidos hace al menos 300.000 años. El hombre prehistórico de por aquel entonces ocupó las zonas de El Butarque, Parque Darwin o las estribaciones del arroyo Abroñigal. Los restos hallados en el valle proceden de diferentes periodos históricos: Paleolítico, Epipaleolítico, Neolítico, Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro. Las excavaciones arqueológicas han permitido desenterrar útiles de piedra pertenecientes al Homo heidelbergensis tales como bifaces, triedros y hendedores, así como de otros restos de neandertales y Homo sapiens.
Asentamientos y comunidades neolíticas se han datado en el entorno de la calle O’Donnell (durante la excavación de un túnel en las inmediaciones de Torrespaña) o Villaverde asociados a la ocupación del valle del Abroñigal o del Manzanares, por ser espacios más favorables para este tipo de actividades.
Un gran salto adelante en el tiempo permite al viajero estacionar en el año 1561, cuando las márgenes del Manzanares se empiezan a ocupar con lavaderos, canales artificiales y puentes. De entre los primeros destaca la Casa-Lavadero de Policarpo Herrera (1831), donde se han encontrado varias pilas para el tratamiento de la ropa y la fabricación de jabón y lejía, una noria de sangre y una amplia zona de almacenaje.
- El Manzanares, a su paso por el Puente de Toledo.
De bastante antes proceden los restos de una villa romana situada junto al puente de Segovia, cerámicas islámicas y cristianas y restos de los puentes de Toledo y Segovia (que funcionó entre 1345 y 1579). La romanización del interior ibérico del lugar se dio en los siglos II y I antes de Cristo hasta la fundación de la Mayrit islámica en el siglo IX, hasta adentrarse en los tiempos en los que se construyeron los puentes más antiguos sobre el río. Del pasado visigodo del lugar (siglos VI al VIII) da fe un enterramiento localizado en el yacimiento de Pista de Motos, en Villaverde.
Frente a la ermita de San Antonio de la Florida se ha encontrado una pila del Puente Verde que estuvo en funcionamiento desde 1732, hasta que en 1909 fue sustituido por el actual Puente de la Reina Victoria. Con el objetivo de acortar el camino entre la Iglesia de San Andrés y la Ermita de San Isidro se erigió en 1761 el Pontón de San Isidro, que estuvo en funcionamiento hasta 1900. El Molino Quemado o Molino de María Aldínez, que está frente a la ermita de San Antonio de la Florida, estuvo bajo el control del Concejo madrileño para asegurar la producción de harina para la población y la Corte.
También perdura en la memoria del tiempo secciones del Real Canal del Manzanares, obra hidráulica que pretendía permitir la navegación entre Madrid y el río Tajo (Parque de la Arganzuela, puente de Praga, Casa del Reloj). Bajo el reinado del rey Borbón Carlos III se proyectó este tremendo canal navegable que pretendía conectar el curso fluvial del Manzanares, desde el actual puente de Praga, con el Jarama en Vaciamadrid. Fracasó por las inundaciones y la construcción del ferrocarril y se desmanteló en la década de 1860.
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Debajo de la actual carretera M-30 se han hallado piezas arqueológicas de indudable valor.
Por su parte, la zona de la actual Casa de Campo se utilizó como área recreativa monárquica durante la época de los Austrias y de batalla en tiempos de la Guerra Civil española. Precisamente, correspondiente al primer periodo histórico, la remodelación de la M-30 ha puesto al descubierto los restos del palacio que Felipe II compró a la familia Vargas en la orilla derecha del río Manzanares, así como del edificio anexo denominado Casa de Empleados. De la contienda militar del siglo XX se han encontrado obuses, material balístico y un pequeño refugio realizado con traviesas de tren y una trinchera que con probabilidad perteneció al bando republicano, levantado para la defensa de Madrid a finales de 1936 y principios de 1937.
Una buena parte de restos hallados a lo largo y ancho de la M-30, más de un millar, se ubican en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. Otros permanecen en su ubicación original a la espera de ser musealizados. Muchos otros siguen aún en estudio. Lo que es ahora Madrid puede presumir de un pasado antiquísimo, como certifican también los restos encontrados en el Cerro de Batallones. En la actualidad, el viajero puede realizar, asimismo, una ruta por el Madrid romano y visigodo, si le place.
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Dónde dormir: Hotel NH Ribera del Manzanares; Paseo Virgen de Puerto, 57; 28085 Madrid; teléfono: 913984661.
Dónde comer: Restaurante La Vaca Argentina; Calle de la Ribera del Manzanares, 123 (Madrid); teléfono: 915593780.