El sudor de tu frente
Publicado el 23 abril 2012 por Lparmino
@lparmino
El bolchevique, 1920, Boris Kustodiev
Russian Avant - Garde Gallery, Moscú - Fuente
En Suizaestos días se maneja una curioso iniciativa: instituir una renta básicauniversal con una suma de 2.500 francos suizos, que traducidos a eurosimplicarían un sueldo mensual de 2.000 euros por no trabajar (Leer la noticiaen El Mundo). Sí, hemos leído bien:por no trabajar. El que lo quiera hacer podrá ganar un sobresueldo por trabajaren lo que más le guste. Pero nadie se verá obligado a pasar casi un tercio deldía realizando tediosas y pesadas tareas laborales cuyo único resultado esestrés, insatisfacción, fatiga, frustraciones… Creo que Suiza, esta vez sí,puede haber dado con la solución a una de las principales causas últimas de losgraves males que azotan a la humanidad: el trabajo mal entendido.Una ligera historiainvolutiva del trabajo
Niña trabajadora en 1908
Fotografía de Lewis Hine
Nat. Archives and Records Adm. - Fuente
El trabajoes un concepto humano básico en el progreso como vía evolutiva social ycultural. En la actualidad, el resultado de esa evolución se ha traducido en unaenajenación total del concepto. La lógicaneoliberal entiende el trabajo como un privilegio al alcance de unos pocos,engrosando la mayoría la casta del paradoo persona no productiva. Mediante la perversión del concepto “trabajo” y susupuesta y discutible “dignificación”, los thinktank neoconservadores han logrado dos objetivos: el primero, crear unaenorme barrera de separación entre los pocos privilegiados que disponen de untrabajo asalariado y los que han sido apartados del sistema productivo; ysegundo, que la masa trabajadora acepte condiciones infravaloradas ydenigrantes por su actividad laboral bajo la amenaza constante de engrosar lasfilas del paro. Esta nuevaacepción del término nos ha hecho olvidar aquella época en la que el trabajoera, ante todo, un derecho y un deber. Esta era la idea que transmitía lamayoría de las Constituciones democráticas occidentales; entre ellas, laespañola de 1978 en su artículo 35. Este articulado recogía una larga tradiciónheredada del llamado “estado de bienestar”. Los estragos de las crisiseconómicas que siguieron a las revoluciones industriales hacían necesario unsistema público que defendiese al ciudadano frente a los desmanes de lasoligarquías económicas. Así, el trabajo digno era un derecho, pero también undeber para con el “estado social”. Es evidente, a la luz de nuestra actualcrisis económica, que el sistema del WelfareState, desde la cuna a la tumba, se ha agotado. Más bien habría queapuntalar esta última cuestión, ya que sería conveniente afirmar que el sistemaha sido obligado a agotarse al entorpecer las nuevas teorías “neocons”.El derecho del señor, 1874, Vasiliy Polenov
Tretyakov Gallery, Moscú - Fuente
El proceso de regulación laboral no era más que el resultado de un largo camino en el que las clasestrabajadoras consiguieron articular respuestas adecuadas que luchaban por ladignificación de determinados puestos de trabajo. Siempre teniendo en cuentaque este proceso se dio exclusivamente en el ámbito industrializado del mundooccidental. Hasta la Revolución Industrial, el trabajo se entendía como unmecanismo de aprovisionamiento familiar o como una servidumbre de lostrabajadores respecto a señores rentistas. Durante un largo periodo de tiempo,estas servidumbres se articularon de acuerdo a prestaciones en forma de trabajoo de la forma más evidente del esclavismo sin tapujos. Creo que no sonnecesarios los ejemplos. Nuestro país vivió durante mucho tiempo la pesadarémora de una concepción del trabajo como algo indigno propio de pecheros ygente de mal vivir.Adán y Eva, 1808, William Blake
Museum of Fine Arts, Boston - Fuente
En estainvolución hacia los orígenes del término no podemos obviar que el trabajo,ante todo, es un castigo. Pero no un castigo cualquiera; es una maldicióndivina, la mayor de todas. Ya lo decía el Génesis3:19 cuando recogía las palabras que Yahvé dirigía furibundo a un Adántemeroso, “Ganarás el pan con el sudor detu frente…”. La expulsión del Paraíso, después de comer el fruto prohibido,vino acompañado del peor de los castigos: el trabajo.Y este breveresumen, en el que se analiza de forma sesgada y rápida la evolución inversa deun concepto tan arraigado en nuestro mundo como es el trabajo nos demuestra unaspecto básico: está en la perversión humana enajenar un antiguo y divinocastigo para convertirlo en un privilegio al que debemos adorar por encima detodas las cosas. Luis PérezArmiño