Revista Salud y Bienestar

El sueño de los adolescentes – II

Por Pedsocial @Pedsocial

El sueño de los adolescentes – IILa entrada anterior no ha tenido mucha acogida. Ni comentarios. Pero el sueño de los adolescentes sí los merecen.

Desde aquí hamos hablado un par de veces del sueño de los niños (https://pedsocial.wordpress.com/2017/07/03/dulces-suenos/)  y de los desayunos (https://pedsocial.wordpress.com/2018/02/02/desayunos-breakfast-at-tiffanys/) que en secuencia condiciona la actividad diaria.

Pero el sueño de los adolescentes y, de hecho, de todo el mundo, está sometido a condicionantes sociales que suelen ir a contrapelo de la biología. Los que estudian los ritmos circadianos insisten en que no coinciden necesariamente con las 24 horas en que hemos decidido dividir el día desde que Julio César ordenó el calendario hace 2000 años y Gregorio XIII lo actualizó hace 500. Las horas romanas, adaptadas por San Benito en una época en que no había relojes, tenían más o menos minutos según la época del año.

La variación en el hemisferio norte de la duración del día y la noche dependiendo de la estación condiciona la actividad por la existencia o no de luz natural. No es igual madrugar en enero que en julio. O retirarse a dormir cuando aún es de día.

Pero desde que hay relojes, los horarios sociales son determinantes de los períodos de sueño y vigilia por encima de la biología. La absurda asignación del huso horario al estado español a GMT +1 en lugar de GMT que es el que corresponde por la geografía, tiene su origen en la voluntad del último dictador español de alinearse con en Tercer Reich, y es otro condicionante. A lo que se suma la no menos absurda decisión de aplicar el cambio de una hora de invierno a verano y viceversa, demostradamente inútil como ahorro energético.

Todo ello incide sobre las decisiones políticas (y, por tanto, sociales) de los horarios laborales, comerciales y escolares. Ningún gobierno ha sido capaz de introducir una racionalidad que pudiese consensuarse entre todos.

Los medios de comunicación y, especialmente, la televisión, también deciden de forma arbitraria como repartir los horarios de programación. Supuestamente se adaptan a horarios sociales, pero realmente son los condicionantes de la actividad de las familias al final del día.

Y no menos social es la hispánica siesta. Los biólogos aseguran que dormir un rato a mitad de la jornada tiene notables efectos de regeneración neuronal y sináptica. Unos veinte minutos o media hora. Otra cosa es la siesta de pijama, orinal y palmatoria de la burguesía decimonónica. Pero los adolescentes escolarizados no tienen dónde.

En cualquier caso, racionalizar horarios puede hacer más por el sueño de los adolescentes y, con ello, el aprendizaje de un ritmo de sueño y vigilia para el resto de la vida.

Indagar en la composición del sueño en las entrevistas con adolescentes que acuden a la consulta puede revelar las claves de numerosos problemas y comportamientos. Una tarea a realizar.

X. Allué (Editor)

( La imagen que ilustra esta entrada es de Wikipedia)

Volver a la Portada de Logo Paperblog