¡Ay los niños!
Esos bizcochitos con patas que te comerías a bocados de lo riquiños que son.
Que no paras de mirar embelesada desde el minuto cero.
Esos ojitos brillantes que te miran asombrados y te dedican una sonrisa mientras tú te derrites.
De los que cualquier tontunada que hagan te parece lo más maravilloso del mundo, aunque sea un parpadeo espontáneo o unas cacotas estrepitosas.
Esas criaturas celestiales que huelen a gloria, de las que no te despegarías nunca.
Esos seres que cuando duermen plácidamente, te arrancan un suspiro y...
¿¿PERDONA??¿¿Dormir LO QUE??
Porque de repente, ese arco iris mezcla de unicornio y miel de Dioses hecho carne decide que es mucho más divertido (dónde va a parar), dormir a intervalos de, qué se yo, una hora con suerte. A lo mejor, te sale cachondo y le da por dormir tres-cuatro horas seguidas, lo justo justito para que te confíes y entonces, ¡placa!, te la asesta pero bien, desvelándose durante horas de manera que no se vuelve a dormir hasta que, evidentemente es hora de levantarse según el despertador o bien no vuelve a hacerlo.
(INCISO: olvídate del despertador para los restos. Es un consejo. Gasta el dinerito en otros asuntos)
Obviamente, después se pasará la mañana dando cabezadas, la tarde, el mediodía...la cuestión es dormir cuando no toca.
Porque amigos, el sueño toca a ciertas horas.
No toca despertarse a las 5, ni a las 6.
Ni toca dormirse a las 7 de la tarde.
En otras culturas no te digo que no.
Pero aquí, ni en este santo país ni en mi santa casa puede uno dormirse a las 7 de la tarde o antes.
Que no. Que eso es del maligno.
Pruebas a hacer todas las combinaciones sin repetición posibles: acuesto tarde, acuesto pronto, siesta sí, siesta no, baño antes, baño después, no baño, colacao calentito, mimitos, nanas, luz, oscuridad...
Estableces hipótesis, líneas bases, experimentas como con los ratoncillos del laboratorio de Conducta humana de la facultad pero oye, ni con esas.
Y al final se ha salido con la suya.
Nunca tendrás fines de semana de esos de bandejas en la cama porque hija, tú eres la que las fabrica y la que amasa la pasta de los croissants que le sirven a otras, horas después recién salidos del horno.
Nunca podrás salir a cenar sin pensar en que en tres horas estarás preparando desayunos mientras otros están durmiendo la mona.
No vas a saber nunca más qué es eso de levantarse de día, incluso tus pupilas comienzan a acomodarse a la semipenumbra, pareciendo Nosferatu cada vez que sales a la calle ("Mis ojos, ¡mis ojos!)
Y te digo una cosa, te puede pasar con uno y estar viviendo una penitencia en un purgatorio eterno, pero ¡pobre de tí como te salgan los tres iguales!, algo malo, muy malo has debido hacer en otra vida.
En esas andamos, haciendo introspección porque, un ángel no soy, pero córcholis. no acierto a pensar qué gran maldad cometí en otra vida para esta pena impuesta.
Verles aparecer de madrugada, y tú con esa expresión ajada entre pena del alma, cuernos y nariz enfurruñada de mihura, lagrimones como puños, peguntas:
¿Pero qué hacéis aquí a estas horas? y las posibles respuestas ya te las sabes
1. Caras lastimosas y silencio sepulcral.
2. No duermo porque ya es la hora justa de levantarse - ¿A estas horas? - Sí, que se acaba el día
3. No puedo dormir porque me da miedo la oscuridad - MENTIRA
4. No puedo dormir porque me haces la cama todos los días y me gusta la cama deshecha
5. No puedo dormir porque no puedo estar solito en la cama
6. No puedo dormir porque mi cuerpo ya no quiere
7. No puedo dormir porque... no sé
8. Sí, sí, ya sé que no son horas mamá, pero no me voy a acostar, que lo sepas.
9. Mamita bonita, no me riñas que te hago pucheritos...
Tus mañanas transcurren de tropezón en tropezón, con torpezas épicas dignas de estudio. Ya no sabes si llegas o si vas. Capeas la mañana y el medio día como puedes y conforme llegan más o menos las 6-7 de la tarde los huesos te empiezan a temblar porque visualizas la escena:
- ¡Eh! ¡Despierta!¡Hombre ya que no son horas! Haber dormido esta noche.
- ¡Que no estoy dormido, que estoy descansando los ojos!
- Pues decánsalos abiertos
- Vaale.
- (...)
- ¡¡Despiertaaaa!!
- ¡¡¡Ay, que estoy despiertoooo!!!
- No, No lo estás
- Que son mis ojos, no yo
- Despierta
- ¡Que no puedo!
- (...)
- Oye, ¿verdad que no puedo cenar, ponerme el pijama y acostarme?
- No, no puedes.
- Me lo imaginaba
- Imaginabas bien.
- Pero no puedo...¡es que no me entiendes!
Y así, en juerga familiar nos enzarzamos en una absurda dialéctica hasta que ya sus ojos no pueden más y vence, como siempre.
Esto, amigos, es mi día a día,
No me digáis que los acueste a las 11 porque lo he hecho.
Que no duerman siesta porque lo he hecho.
Que los canse porque lo hago.
Que hagan deporte porque hacen.
Así que discúlpenme ustedes sin me pillan en algún renuncio que una no da para más.
A estas alturas solo acierto a pensar que las noches que paso van a ser un gran spoiler de las que les quedan por vivir en la adolescencia