Revista Libros
(Este es el texto de presentación de "El superpalo",de Humberto Bas, que leí en la Librería La Libre,del Barrio de San Telmo, el día sábado 22 de mayo.)
La primera edición de El Superpalo, publicada en 2007 por El Fracaso y Jakembo Ediciones, era un libro mucho más chiquito que este. Más chiquito en todo sentido: tenía menos páginas y de la impresión pactada para gran tirada apenas salieron unos pocos ejemplares.Su lectura me dio la impresión de estar viendo una telenovela tragicómica, en cuyo desarrollo los personajes principales van sumergiéndose en rincones oscuros dejando emerger a otros, lo cual genera una trama en constante bifurcación, como una dialéctica al revés, sostenida por un esqueleto en forma de colectivo de madera cuyo nombre da título al libro. Este colectivo, como todo electrodoméstico, es construido, alcanza un clímax y luego se descompone. Junto con esta trama básica, la telaraña narrativa va abarcando el territorio de la Comarca de La Trapa (una versión del condado de Yoknapatawa), en cuyas calles desfila una serie de personajes sumidos en soliloquios urgentes y perturbados, y con un deseo que los impelía a seguir un sendero a la vez telúrico y onírico: es decir, puramente erótico. Lo que más impresiona de la novela es que está llena de deseo: desean los personajes, desea el paisaje, e incluso desea el narrador.El relato empieza presentando dos accesos a La Oliva, el pueblo donde ocurren las mayoría de las historias, y nos cuenta el narrador que de una de las entradas a este pueblo se “ha escrito hasta el hartazgo”, por lo cual entraremos por la segunda, hasta el momento ignota. Desde el comienzo el autor nos advierte que no es la primera vez que se escribe sobre el lugar: el libro nace en un mundo hastiado de libros, es uno más. Sin embargo, como reza la advertencia, hay cosas que aún no se dijeron: La Oliva de la que él nos contará es exclusiva y única de él, porque él, y junto con él nosotros, tomará una puerta secundaria para entrar. Así de simple.¿Por qué seguir escribiendo literatura, cuando ya se ha escrito tanto? Porque hay puertas secundarias cuyo franqueo ofrece una epifanía. Y lo único que necesitamos para entrar es el deseo de hacerlo: deseo de escribir y de leer.Si bien lleva el mismo nombre, El Superpalo, la primera versión no es el mismo libro que presentamos esta noche. Dos son los grandes cambios que se introducen en la historia: mayor cantidad y amplitud de personajes; y una ambiciosa desfachatez en la figura del narrador.A continuación una síntesis del resultado de estos cambios.
El proscenio del teatro del mundoEn la obra Como gustéis (As you like it), del dramaturgo William Shakespeare, está uno de los monólogos más famosos de la literatura universal, en el que el personaje Jaime dice que el mudo es un gran teatro, donde todos somos actores. Si tomamos al pie esta frase, para una lectura más apropiada de El superpalo habría que agregar lo dicho por Calderón de la Barca en El gran teatro del mundo: “No olvides que es comedia nuestra vida / y teatro de farsa el mundo todo”.Shakespeare creó a lo largo de su vida tantos y tan vastos personajes, que comparan su fertilidad con la biblia. Puck y Yago, Otelo y Mercucio, donaron sus rasgos a innumerables libros de innumerables autores. Humberto Bas también se relacionó con el dramaturgo inglés, pero en vez de recrear sus personajes y revestirlos con un armazón acorde a sus propósitos, les robó el alma (el soliloquio metafísico) para debatir con ellos cuestiones más terrenas. Y no se esmeró en varias obras para darle cabida al universo shakesperiano: se jugó todo en una sola novela.El escenario principal es La Oliva, capital de la Comarca de la Trapa. Los habitantes son todos protagonistas principales. A cada uno le toca un momento para interpelar al lector con sus dramas, que son los dramas de la cultura humana: la pasión por procrear, los malestares del amor y los escarceos la sexualidad; las vicisitudes de los celos, la imperiosidad del poder y las limitaciones de la aventura; los laberintos de los sueños, el salvajismo del dinero, las incógnitas de la amistad y la lealtad, y la virginidad absoluta. El personaje más emblemático es el que da el título al libro. El superpalo es un colectivo que llega vía importación siendo solamente chasis y motor. Le construyen entonces una carcasa de madera y lo pintan de verde. El superpalo es como el fantasma del padre del Príncipe Hamlet: va impulsando la vida de los pobladores de la Oliva al ritmo de sus caprichos. Pero en vez de ser un personaje lóbrego, que altera la oscuridad del corazón de la gente, es completamente luminoso: hace despertar desopilantes reflexiones en los que se cruzan con él, y no tolera la connivencia ni la maledicencia gratuita. Más bien, remueve las esencias para guiarlas hacia fines nobles. Con su nacimiento y muerte, marca los hitos de la novela.En una de sus fantásticas premisas, Óscar Wilde dice: “En el arte todo importa salvo el tema”. Casi con esta máxima, el narrador deambula de un personaje a otro, posando en ellos una mirada entre compasiva y burlona, y así también pasa de un tema a otro, bailando, sin dejarse encorsetar. Casi con la premisa Wilde, porque al narrador le importa todo, incluso el tema. Los hechos que en otro libro serían triviales se superponen aquí en primer plano, como en un cuadro cubista. Macerado su deseo de contar, en el narrador rebalsa una ambición felizmente cumplida: contando una historia nos explica el mundo.Ya en el prólogo dice:“Una crónica crónica no es sino la hesitación de un sentimiento, una prolongada incertidumbre hacia los rumbos… Una rebelión de los hechos hacia su aprehensión… Cronista y hecho se enfrentan en una doma”El libro está escrito contra la solemnidad, el gran lugar común del escritor, y también contra la artificiosidad banal que pasa usualmente por profunda. E Intercede a favor del chismorreo, la verborrea poética, el encanto aventurero y la indignación política.