Ayer el Supremo, el Dios del Órdago, el gran Líder carismático, José María Aznar, habló. Y aunque no tocó temas importantes, como las relaciones con Europa, las mamandurrias de los suyos, las divergencias internas de su partido, etc. Sí que echó flores sobre su reinado. El mejor, el que creó más empleo, el que redujo el déficit, el Salvador. Naturalmente, nada dijo de la burbuja inmobiliaria que creó con la ley del suelo, ni tampoco dijo ni pío de su responsabilidad en la guerra de Irak, ni de la, cada día menos supuesta y más verdadera, financiación ilegal de su partido. Es verdad que estuvo ayudado por periodistas a su medida, que le pusieron una entrevista en bandeja para que se luciera.
Pues bien, sí que fue claro en dos aspectos. Uno: Mariano es un flojo y un marmolillo. No ha sido capaz de tomar las decisiones necesarias, por ejemplo, bajar impuestos, callar a los separatistas, acabar con los batasunas. Y, el otro, que está dispuesto a sacrificarse por su España y volver a la política. Él siempre al servicio de los españoles. ¡Lo que nos faltaba! ¡Éramos pocos y parió la abuela!
En el PP había dos sectores que pugnaban por el poder del partido. Por un lado estaba la vieja generación, los que llevan en el poder más de diez años (Arenas, Trillo, Mato, Pastor, Cañete, etc.) y por otra parte la nueva generación (la que está comandada por Cospedal, Floriano, Pons, Moragas, Sáenz de Santamaría, etc.) Mientras que Mariano jugaba a lo suyo, a soplar y a absorber, a nadar entre dos aguas, queriendo estar con todos y con ninguno. Algo que le ha servido para tener unido con una puntada a las dos partes, aunque con una tremenda fragilidad.
Bien, pues ahora nace una tercera corriente interna, la comandada por Atila Aznar y con quien parece que se alinea Espe Aguirre y a la que se pueden unir otros versos sueltos que vean que la resurrección de Lázaro Aznar puede serles de gran utilidad y ponerles otra vez en el camino del éxito. Hablo de Oreja, de Piqué, de Rato –suponiendo que salga bien de sus cuitas judiciales-- y de otras viejas glorias hoy defenestradas, además de jóvenes que se han criado a los pechos de esos dos ‘grandes líderes’, como Carromero, Lasquetti, Figar.
La verdad, no es que encuentre gran diferencia entre estos posibles sectores peperos, pero el poder es lo que tiene, y por mucho que se diga, aunque los supuestos ideológicos o de intereses sean iguales o parecidos, da lo mismo, todos lo quieren. Y parece que tienen gran interés en poseerlo quienes habían anunciado que se retiraban, como son los casos de Aznar y Aguirre.
Lo que parece claro es que Mariano el marmolillo está amenazado y su debilidad cada día que pasa es mayor, también en su partido. Lo único que le faltaba era la crítica del patriota Aznar. Le quedan pocos telediarios, lo que dure esta legislatura.
Aznar ha vuelto a demostrar que le importa un pito su España, con esta enmienda a la totalidad a la política del PP, demuestra que le importa un bledo su partido y que él está por encima de esas pequeñeces. Él es él, sin sus circunstancias. Es lo que tiene ser el inigualable, el único, el más grande, el líder sin par. Que le den el poder y se van a enterar los españoles. Lo que no ha dicho es en qué otra guerra nos meterá.
Salud y República