(AE)
Mi compañero de blog se queja de que no me he prodigado mucho por este blog durante las semanas que han transcurrido el periodo navideño y a decir verdad es completamente cierto. Por otro lado, debo confesar con toda honestidad que, a pesar de que la Navidad siempre me inspira bastante esperanza y renueva mi fe en el ser humano, estos no han sido días que me hayan inspirado mucho. Los graves acontecimientos que se han sucedido desde el 15 de Diciembre en el Sur Sudán, país donde trabajé durante 8 años, me han llenado de tristeza y parece como si hubieran conseguido lacerar cualquier atisbo de esperanza o de optimismo (y no hablemos ya de inspiración para escribir). Las noticias que me llegaban de Juba, de Bor, de Malakal y de otras zonas del Sur Sudán eran devastadoras y las breves conversaciones telefónicas que tenía con personas que estaban allí me llenaban de desasosiego. A la hora de escribir estas líneas ya se ha firmado un alto el fuego, pero eso no quiere decir en absoluto que las cifras de desplazados hayan bajado o que el sufrimiento producido en estos días haya remitido.
Este era ya un factor importante en mi desánimo personal pero había otro que hacía que a veces se me cayera el alma a los pies: el rebrote de la violencia, como no podía ser de otra manera, hizo que el Sudán del Sur volviera aparecer en las primeras páginas de los rotativos de papel y digitales. Como era de prever, no lo hizo por las halagüeñas perspectivas económicas que se veían para la región en el 2014 (que las había), sino porque una vez más la sangre y la carnaza venden la tira cuando se trata de África.
A esto se le añade el gran simplismo con el que se presenta una realidad que de hecho es extremadamente compleja y que tiene profundas raíces históricas, pero que – para no aburrir al lector – hay que presentar de la manera más breve y sencilla posible. Si en los medios de comunicación extranjeros ha habido algunos análisis brillantes sobre la situación, en España algunos artículos que se han escrito sobre el conflicto se me caían literalmente de las manos al ver el simplismo – y en algunos casos, la ignorancia – de lo que se escribe sobre una realidad que, aunque el periodista no lo admita, no termina de dominar. En algún artículo incluso leí que la razón de este recrudecimiento armado son las vacas de las cuales tanto gustan Nuer como Dinkas.
La realidad sin embargo es tajante: la violencia en el Sur Sudán continúa (aunque las hostilidades se hayan parado oficialmente) Este conflicto tiene unas raíces claramente políticas que se encuentran en las diatribas internas dentro del partido gubernamental. Estas luchas internas no necesariamente discurren por líneas tribales ya que por ejemplo hay elementos disidentes que pertenecen a la etnia del presidente, pero lo que ha pasado es que desde que se descontroló la situación, los enfrentamientos armados que han tenido lugar a nivel local sí que han tenido una motivación tribal, principalmente de Dinkas contra Nuer y viceversa.
El exvicepresidente Riek Machar (que no es verdaderamente líder de la oposición pero su nombre está en todas las mentes en estas semanas) se ha explayado explicando las razones por las cuales hay que quitar de en medio al presidente Kiir. Algunas pueden ser justificadas, pero otras son risibles porque él mismo fue parte del sistema hasta el pasado mes de Julio. Las personas que conocen la historia más reciente de Sudán y de Sur Sudán seguro que comparten conmigo un gran escepticismo ante un personaje que en 1991 lideró un cisma dentro del movimiento rebelde que provocó unas 5000 víctimas mortales, sobre todo en la zona de Bor. Poco después se alió con Hassan al-Turabi, uno de los políticos norteños más virulentos y despiadados contra la gente del Sur Sudán. Imágenes y situaciones como estas están en la mente de la gente... a pesar de ser perdonado y readmitido en el seno del SPLA, Riek vuelve a las andadas y aprovecha el río revuelto para sacar tajada.
Como he dicho, son múltiples los factores que están interviniendo en esta crisis y son demasiados para cubrirlos todos en una misma entrada, por lo que en los próximos días volveremos a reflexionar sobre lo que está pasando en el Sur Sudán y la compleja situación que se vive ahora mismo, con un futuro cuando menos incierto.