El sur también es verde. Lo he confirmado en un fin de semana fantástico en la sierra de Segura, en la provincia de Jaén. Bosques que no pueden envidiar al de otras latitudes. La Sierra de Segura ocupa más de dos terceras partes del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, el mayor espacio protegido de la península y reserva de la Biosfera por la Unesco.
Llegamos el viernes por la noche y nos recibió una densa niebla y una fina lluvia que hizo eterno el tramo final de nuestro viaje. Pero entre nieblas y oscuridad apareció, arriba de un peñasco, Segura de la Sierra, el pueblo elegido para pernoctar por estos lares.
Un conjunto histórico-artístico con un más que interesante patrimonio. Cuna de Jorge Manrique, el de las coplas por la Muerte de su padre, que no era otro que el comendador de la orden de Santiago en el castillo de este municipio (visita obligada).
Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passadofue mejor.
Segura de la Sierra tuvo su
esplendor histórico bajo la denominación árabe: visitar lo que queda de los baños y toda la fortificación del pueblo (el castillo, las puertas de la ciudad y las ruinas de la antigua muralla.Otro rincón de interés es la singular plaza de toros cuadriculada. Y tampoco olvidar darse un homenaje gastronómico. El pueblo vive actualmente del turismo rural y hay mucha oferta.Nosotros elegimos los apartamentos rurales de La Mesa Segureña. Están muy bien equipados con chimenea y cocina con menaje. Pero no iros sin probar alguno de los platos locales como las chuletitas de cordero segureño. El apetito está asegurado después de recorrer algunas de las rutas que le ofrece al caminante esta Sierra del Segura.Importa este contenido