Rubalcaba promete ahora un impuesto para los ricos y para los bancos. Es francamente preocupante el poco sentido de la realidad de este hombre. Debe ser que cuando te tragas la primera rueda de molino, las demás no dejan de parecerte simples aspirinas.
La desesperación ante la más que previsible hecatombe obliga a estos giros copernicanos que ya no se los cree nadie. Me imagino lo que debe estar pensando cualquier militante socialista de los de toda la vida, de ésos que jamás fallan en las urnas y que no han faltado a ninguna votación desde que la muerte del dictador se lo permitió. La sensación de fraude y de engaño que han de soportar sobre sus espaldas debe ser francamente desesperante. La desilusión, un estigma del que ya les costará desprenderse durante el resto de sus vidas.
Después de ostentar cargos de primer nivel durante las dos legislaturas que Zapatero ha empleado para escorar al PSOE hacia la derecha como jamás había estado a lo largo de su historia, las palabras del candidato no tienen credibilidad alguna. Es más, se pueden interpretar, y no sin razón, como una falta de respeto al electorado, un imperdonable insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Él aboga por un impuesto a los ricos que se niega a instaurar Elena Salgado, Ministra de Economía entre otros por su culpa. De locos.
La política está entrando en unos derroteros de ocultamiento permanente de la verdad que está empezando a convertirla en peligrosa para la salud de la ciudadanía. Para los políticos ya es demasiado habitual, incluso aconsejable por ventajoso, prometer aquello que saben que no van a poder cumplir. Cualquier cosa con tal de ganar y mantener el sillón. Un escupitajo directo a la cara del pueblo que hoy en día ya es moneda de cambio.
Sus esfuerzos para recomponer una candidatura que está llamada al más absoluto de los fracasos resultan patéticos. Le crecen las deserciones, como los enanos a los circos. Le cuestiona incluso Felipe González, que no simpatiza con el PSOE actual. Y para colmo de sus males, Griñán no acepta convocar las autonómicas andaluzas a la par de las generales, como es su deseo. El PSOE está en plena desbandada y este hombre se piensa que es un ejército engrasado para la guerra.
Como escribe Manolo Saco hoy en su blog: “Suena a coña, pero la crisis está poniendo de moda el surrealismo”. Rubalcaba es a día de hoy su máxima expresión.
Como para no indignarse.