Revista Cultura y Ocio
A veces es necesario vencer los prejuicios para adentrarte en ciertas obras. En el caso de la novela que me ocupa hoy para mi fue necesario vencer uno muy importante, estamos acostumbrados a ver que cualquier presentador, periodista o famosillo de medio pelo, escriba una novela que encuentre su caja de resonancia en cualquier editorial, al margen de la calidad del texto, porque como empresa que es le prima más el interés económico que otros que a mi juicio deberían ser más importantes como puede ser el literario. Como resultado de estas políticas muchas veces los lectores nos leemos ladrillos infumables y nos perdemos texto de calidad que tienen que recurrir a la auto publicación y por ese motivo la accesibilidad a ellos es menor.
Sin embargo no es el caso de Màxim Huerta, sera un personaje público pero sabe escribir, sabe crear una historia, unos personajes con los que puedes empatizar más o menos, y sabe como hacer pasar al lector un rato agradable y mantener su atención a lo largo de toda la lectura. Sin embargo no vale la pena adelantar acontecimientos y vamos por partes.
De esta novela me sedujo su título, soy una enamorada del mar, de su brisa, de sus olas, de sus caracolas de todo lo que tenga que ver con este elemento líquido, y sin embargo hace años que no me sumerjo en él, la contaminación me puede. Por lo tanto la palabra caracola y la portada fueron un reclamo más que suficiente para que decidiera darle una oportunidad a este paisano mio.
El autor
Màxim Huerta nace en Utiel en 1971. Inicia sus estudios de periodismo en la Universidad CEU San Pablo de Valencia, donde compartimos estudios durante cuatro años, yo me licencié una promoción después. Comienza sus pasos en radio y prensa valencianos, y en 1997 da su salto a la televisión en Canal 9, dos años después se hace cargo del informativo regional de Telecinco para la Comunidad Valenciana, y ese mismo año salta a la emisión nacional donde se convirtió en uno de los rostros de Informativos Telecinco, faceta que desempeño durante cinco años presentando distintas ediciones. Durante ese período presenta La noche temática de los juegos de rol, y forma parte del equipo informativo de elecciones y grandes acontecimientos, como la guerra de Irak, de Afganistán o la boda real.
En el año 2005 da un giro a su carrera, que a mi al menos me resultó poco convincente, y se incorpora al equipo de presentadores del programa de Ana Rosa Quintana. Formó parte también del equipo de Queremos hablar, en Punto Radio, junto Ana Garcia Lozano.
Es miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, y colabora mensualmente con la revista Vanidad. El susurro de la caracola es su segunda novela, su opera prima Que sea la última vez ya descansa en mi estantería, esperando a ser leída a la mayor brevedad posible.
Argumento
Ángeles Abarcón es una mujer que sobrevive en Madrid, haciendo arreglos de ropa, pedicuras y manicuras a domicilio. Su trabajo no la satisface pero le permite vivir dignamente. Todo su mundo se derrumba una tarde de agosto mientras pasea por La Gran Vía y observa a unos operarios colocar el cartel de una película Los días más felices. Lo que trastorna a esta mujer es el rostro del protagonista Marcos Caballero. A partir de ese día su vida da un cambio radical, empieza a desatender sus trabajos, se obsesiona de tal forma con el actor que empieza a recortar cuanta foto ve en las revistas, se presenta en el estreno, le sigue hasta su domicilio y comienza una vigilancia férrea que tiene como objetivo aprehender sus costumbres y algún día llegar a hacerse visible para él.
Su estancia en el barrio no pasa desapercibida para todo el mundo, logra entablar amistad con Matilde la panadera, y esta le consigue un trabajo de asistenta en casa de Marcos, Ángeles dejará de ser invisible y se convertirá en una mujer de carne y hueso, que sufre por tener tan cerca el objeto de sus deseos y a la vez tan lejos. Entre ambos personajes se van entretejiendo situaciones que hacen tambalear todos los secretos que Ángeles guarda celosamente para poder ser feliz, secretos que no sólo le pertenecen a ella si no a todas las mujeres de su familia, mujeres envueltas en silencios y amarguras que se refugian en la cocina para huir de una realidad que les es aciaga.
Personajes:
Ángeles Abarcón: Es una mujer peculiar con la que al principio cuesta mucho empatizar. Es una mujer más de un barrio obrero de Madrid que se gana la vida como buenamente puede. Nadie en su barrio puede imaginarse todo lo que esconde esta mujer y los equilibrios que debe hacer para que su vida emocional se mantenga estable. Desconfiada en extremo, cambia de nombre adoptando el de su abuela a la que admira y temió a partes iguales durante su infancia. A través de ella conocemos la vida de tres generaciones de mujeres que hicieron del silencio su arma de defensa contra los malos tratos, y la violencia.
Begoña Rojo: Es el nombre que adopta Ángeles la mayoría de las veces, el de su abuela, una mujer fuerte, con las ideas muy claras, que no duda en hacer lo mejor para su vida, sin tener en cuenta las consecuencias, ni las malas lenguas del pueblo. Una mujer que no fue capaz de imbuir coraje en su propia hija, pero que fue tomada como ejemplo por su nieta. La otra mujer del clan, la madre de Ángeles pasa desapercibida en ningún momento se menciona su nombre, aunque influyó en su hija.
Teresa y María Luisa: Son las vecinas a las que más arreglos les hace Ángeles, unas chismosas que se creen más que ella por tener a un hombre a su lado que paga sus gastos, y poderse permitir que otra persona les haga la manicura y la pedicura, amén de hacerles la limpieza.
Marcos Caballero: Es un actor que ha conseguido el éxito con su primera pelicula, sin embargo su objetivo no está cumplido y lucha por ser el mejor. El amor por el cine se lo inculcó su padre y por este decide ser actor. Bastante bien acomodado y con las ideas muy claras, decide contratar una asistenta, le pide consejo a Matilde quien le recomendará a Ángeles. Un personaje carismático con una infancia difícil y un padre poco comunicativo, que lo cría sin la presencia de una madre, y al que sin embargo adora.
Matilde: Es la hornera del barrio de Marcos, una mujer dicharachera, orgullosa de tener entre la clientela de su local a un personaje famoso. Acoge a Begoña como una más del barrio, sin sospechar que tras ella se esconde la historia de una mujer obsesionada, Ángeles. Es quien pone en contacto a Ángeles y a Marcos sin sospechar lo que puede desencadenar.
Personajes hay más pero estos son los más importantes para entender esta novela.
Estilo:
El autor comienza por el final, con una Ángeles que ingresa en prisión, una mujer apesadumbrada que ve como le requisan todas sus pertenencias y le escudriñan cada agujero de su cuerpo. Los días en la cárcel pasan muy lentos, y el tiempo para para pensar llevan a Ángeles a hacer un repaso a su vida y a explicarnos que le ha llevado a esta situación.
Sin embargo no sigue un orden líneal, no comienza con su infancia y nos va guiando de la mano hasta aquello le he hecho dar con sus huesos en la cárcel. Comienza presentándose y ubicándose en un barrio de Madrid, nos explica su día a día y porque todo su mundo comienza a tambalearse. Y es entonces cuando cuesta empatizar con esta mujer, porque todos hemos tenido ídolos de papel couché, pero imagino que nadie hemos llevado las cosas hasta el extremo que lo hace esta mujer. No es fácil entender su cambio, ese acoso al que somete al actor sin que el sea consciente de ello, ves como el equilibrio mental comienza a derrumbarsele sin que ella sea capaz de hacer nada más que mentir y seguir mintiendo.
Es en esa vorágine que la devora cuando nos va introduciendo su infancia siempre a pequeños sorbos, siempre dejándonos ver que lo que es hoy es consecuencia de lo un día vivió, y ahí es donde comencé a entenderla, ahí es donde pude meterme en la historia y me ganó definitivamente. Porque necesitaba saber que había hecho para estar en prisión, porque necesitaba avanzar en su vida para seguir entendiéndola que no justificándola.
La novela está llena de giros que atrapan al lector, dosifica la información de forma que necesitas seguir leyendo para comprender y en ningún momento piensas en abandonarla porque esta empieza por el final, por el desenlace. Pero no por ello le resta interés, porque el final de la novela te deja con la boca abierta, empecé a intuirlo cuando faltaban pocas hojas, y aún así me causó un efecto flash, y eso que el autor en varios momentos de la historia nos expone el motivo por el que Ángeles esta en la cárcel, pero lo hace siempre de su boca y la mentira aflora de ella con tanta regularidad que el lector la pasa por alto, hasta que al final le cae como un jarro de agua fría.
El estilo de Màxim es sencillo, pero no por ello vulgar. La historia nos la cuenta Ángeles en primera persona y por eso es difícil al principio conectar con ella porque la protagonista es incomprensible. Casi siempre son pensamientos lo que plasma, sin embargo también hay diálogos que le otorgan dinamismo en algunas partes. Reproduce recuerdos enteros de su infancia, y es capaz de recitar de memoria fragmentos de películas como se pone de manifiesto en la novela y sin embargo no resultan para nada pesado. Un autor a tener en cuenta.
Es difícil encuadrar esta novela dentro de un género especifico, puesto que es una novela en la que el sentimiento tiene un papel importante, pero también el humor, por algunas situaciones algo exageradas y caricaturizadas, y además es un trhriller con sus secretos y la resolución de estos, también es un paseo por la vida de tres mujeres, que toca de soslayo la guerra civil, de la mano de la abuela de Ángeles y la desaparición del abuelo, del que nunca se habla y del que ella quiere saber. Muchos ingredientes para hacer de esta novela una lectura apetecible.
Impresiones
En conjunto la novela me ha gustado, quizás empecé a leer con pocas expectativas, más condicionada por el título de la novela y las caracolas que por lo que en sí representaba, otro factor importante, fue el haber compartido con el autor estudios y centro de estudios, tan sólo una promoción nos separa. Sin embargo Màxim Huerta me ha convencido con su forma de narrar de una belleza indescriptible, con un manejo del lenguaje nada pedante que permite el acceso a su obra a cualquier lector.
La forma de dosificar la información ha hecho que me mantuviera pegada a sus páginas aún cuando al principio Ángeles me parecía un personaje poco aprehensible, entendible, y sobre todo empatizable, y cuando una historia te la cuentan en primera persona depende de esta empatía que te pueda gustar o no. Debo reconocer que al principio se me hizo difícil con tanta obsesión, no podía entender tanto recorte de foto, más de 400 llegó a atesorar la buena mujer, y en la cárcel seguía coleccionándolas.
Esa misma obsesión es la que te lleva a hacer cábalas de que ha podido hacer esta mujer para terminar en la cárcel y ella te da información tan detallada de ciertas cosas que terminas por hacer quinielas por doquier. Con sus compañeras de celdas es misteriosa, distante, sin embargo en ocasiones cuando le preguntan responde al motivo por el que esta allí, y sobre ser creíble al lector le resulta un cuento chino, un farol para impresionar a las chicas.
Sin embargo conforme va deshaciéndose el ovillo de su vida te das cuenta de que no podía ser un farol, de que era creíble y plausible, de que los secretos que esta mujer escondía solo podían desmoronarse enfrentándose a su vida, derribándose todas las murallas que ella había puesto y que había descuidado por la obsesión. Se descongelaron los recuerdos que mantenía a ralla y solo le quedó una salida y esta le llevo a la cárcel.
No tienes curiosidad por saber que escondía esta mujer, por saber cual es el crimen que se le imputa, no tienes curiosidad por saber hasta donde puede llevar una obsesión, si la respuesta es afirmativa, El susurro de la caracola es tu novela. Merece la pena vencer prejuicios y darle una oportunidad a este autor, será periodista, pero también tiene madera de escritor.