Seguramente en los años 80´s estudiar una carrera profesional garantizaba un buen porvenir y una estabilidad económica que rendía fruto tan pronto acababas la licenciatura, desafortunadamente eso se acabó ¡y para siempre!. Pero, lo extraño no es que ocurriera eso, con la facilidad que es hoy en día terminar una licenciatura ya no en 4, si no en 3 o hasta en 2 años y medio; en escuelas de mediana o baja reputación. Lo realmente preocupante es que la mayoría de los padres de familia tradicionales en México y en países latinoamericanos sigan creyendo que exhortar a sus hijos a obtener un título universitario los dotará de alguna clase de ventaja económica en la actualidad, que si bien es cierto, sí poseen un pequeño margen de ganancias mayores, ya no da la calidad de vida esperada con grandes ganancias y lujos anhelados. De hecho llega a ocurrir que dados los bajos salarios pagados en Latinoamérica, algunas carreras parezcan una muy mala inversión de tiempo, dinero y esfuerzo en 15 o 16 años de colegio.
Pero, eso significa que estudiantes deban desilusionarse y dejar sus estudios, ¡no!, ¡de ninguna manera!, la educación siempre les dará más herramientas para desenvolverse y abrir sus posibilidades, a qué me refiero con eso, a que el estudiante debe verse obligado ya no a terminar una carrera universitaria para “conseguir un buen empleo”, si no en ser él el generador de trabajo; inventivo, creativo, nunca pasivo; ese es el nuevo perfil obligatorio en las nuevas generaciones de estudiantes; nunca más condenar a un hijo o estudiante a trabajar para alguien más por un “empleo seguro”. Mucho menos, si tomamos en cuenta todas las herramientas que actualmente ofrece legalmente el internet, y que ya están siendo aprovechadas por muchas personas para generar dinero mientras duerme, descanza o viaja.
Ahora el trabajo más difícil lo tienen los padres, en entender que los tiempos ya cambiaron y que hay mejores formas de ganar dinero, más inteligente, sin necesidad de pasar 10 horas sentado en una oficina, perdiendo cada día más la condición física, autoestima, y sobre todo sacrificando pasatiempos y hobbies importantes para la persona. La era del “talentismo” está aquí señores, ya no se necesita capital para generar riqueza; se requiere talante, ingenio, arrojo. Vivan los años 20´s del nuevo siglo.