Revista Coaching
Veo claramente un talento especial en ciertas personas para algo en concreto y parece que ellos no lo acaban de percibir. Mientras tanto, observo cómo se distraen de sí mismos con cosas cotidianas, conocidas, normales, reiterativas, exteriores, ni siquiera compartidas, sino caminando en paralelo, junto a otros seres con tantos valiosos tesoros por descubrir. En ocasiones, me atrevo incluso a sugerirles: tienes un don especial para tal o cual cosa... Y suelen responderme, bajando la mirada o haciendo algo, al tiempo que me contestan, restándose así aún más valor a lo que son:
"¡Que va! Yo soy muy torpe...".
Y mi asombro es aún mayor. Lo sé. Sé que les bastaría sólo un poco más de confianza en sí mismos para disfrutar, precisamente, más de sí mismos.Pero, en el fondo, tengo claro que todo llega cuando debe llegar. Así que me voy con mis sugerencias a otra parte... (ahora, cabizbaja, yo. Ja, ja, ja).Es mi entusiasmo el que me invita a impulsar, a pesar de que tengo asimilado que, cuando nadie te lo pide, el silencio y el respeto por las decisiones de los demás son los mejores elementos para ayudar:-)