Portada de El talismán de los espejos
"El talismán de los espejos" arranca con Julián, protagonista de esta novela, aterrizando desde su México natal en España, el país de su difunto padre. Viene con una misión, recuperar la maqueta de un antiguo tren que su padre construyera siendo él niño. Aprovecha también su viaje para liberar las cenizas de su progenitor cumpliendo así la última voluntad de éste. De lo que Julián aún no se ha percatado es del verdadero propósito de la aventura en la que se acaba de embarcar: encontrar a ese padre desconocido del que siempre se sintió lejano, recomponer el pasado para poder enfrentar el futuro."La paradoja es que, siendo ya difunto, comencé a comprenderle, fui captando su complejidad, entendí sus silencios, sus iras, su dolor,... Sí, demasiado tarde. A veces la vida es así."Julián llega a una caótica España disfrazada de modernidad, en la que las calles huelen a conflicto y la diferencia de clases pugna por situarse en un punto de no retorno. Juanjo Díaz Tubert sitúa la acción de su novela en un futuro próximo, el año 2017. No es una fecha elegida al azar, como no lo es nada en esta suerte de 'absurda' odisea en la que nos involucra el autor, ni siquiera la delicada situación personal que atraviesa su protagonista. He de confesaros, pajaritos, que en las primeras páginas de este libro me sentí desorientada, sin atinar rumbo ni destino. Opté entonces por la elección más inteligente, dejarme llevar. Me paré, tomé aire y me aventuré a planear con alas y mente abierta por esta genial incertidumbre que es la primera parte de esta novela. Y me ocurrió lo que tenía que pasar, que a la vez que Julián iba descubriendo el auténtico sentido de su viaje, yo fui vislumbrando el genuino alcance de esta distopía imaginada por Díaz Tubert. "El talismán de los espejos" es una propuesta arriesgada, original, diferente. Plantea situaciones disparatadas, surrealistas, rayando en ocasiones en lo cómico, pero que en realidad no hacen más que envolver la ácida y mordaz crítica que el escritor barcelonés realiza de la actual situación política y social de nuestro país.
"El país de mi difunto papá se encontraba en una extraña bifurcación, caótica y, diría yo, que en una gran quijotada existencial."
I've missed the train. Fotografía de Leo Hidalgo
Entramos a continuación en una parte más sosegada en cuanto a inventiva literaria se refiere. El padre del protagonista fue aviador republicano durante la guerra civil española. En la búsqueda de su progenitor, Julián ha de seguir paso a paso ese conflicto bélico del que su padre nunca le quiso hablar. La novela está narrada en primera persona por su personaje principal, pero en esta segunda parte accedemos también a través de extensos diálogos a la voz de veteranos de guerra que ofrecen un merecido homenaje a esos hombres que se jugaron en el aire una vida en ocasiones recién estrenada. Esta guerra civil nuestra tan recurrente, tan novelada, tan utilizada tantas veces como arma arrojadiza aún transcurridos más de setenta años. Se agradece que el autor haga incidencia en esa guerra aérea, pues al menos para mí es más desconocida. También en esos supervivientes que buscaron asilo en el extranjero y fueron a veces tratados tan injustamente por esa Europa que se lanzó en brazos de otra barbarie, la segunda guerra mundial."No sé si mis argumentos te convencerán, pero quizá te ayude ver los residuos invisibles de las miserias políticas. Porque no te equivoques, la guerra es una miseria política más, la peor."Expone los hechos Díaz Tubert más que reconstruirlos. No están sus personajes finamente elaborados, sino más bien entran y salen de la novela a su antojo, limitándose a representar su acto con la única intención de guiar a Julián hacia su destino. No es una prosa poética la suya, no se recrea en detalles más que los que él considera necesarios. Su estilo no es depurado, no busca conmover con sus palabras sino con sus ideas. Va al grano, sin circunloquios, tan sólo deteniéndose a veces en reflexiones que deja caer pero que no termina de desarrollar, como si quisiera orientarnos pero a la vez dejar que seamos nosotros los lectores los que demos forma y dimensión a esos pensamientos. Tal vez ese estilo suyo me ha llevado a leer este libro más rápido de lo que debería, pues concluyo con la sensación de poder haberlo explotado todavía un poco más. Un buen libro debe disfrutarse durante y después de su lectura. Ha de atrapar, revolver, pellizcar mientras lo leemos, pero al pasar su última página debe dejar poso, debe darnos algo que llevar con nosotros, eso que a todo amante de los libros le hace afirmar sin dudar: soy lo que he leído. Si soy sincera, "El talismán de los espejos" no es de los libros cuya lectura más he disfrutado, pero sí es de los que me han dejado mucho, de los que perdurarán en mi memoria. Y creo que es esta y no otra la intención de su autor, hacernos pensar, remover conciencias.
Pasajeros ¿al tren? Fotografía de Rodrigo Gómez Sanz
Soportará el paso de tantos otros libros en mi memoria, estoy segura. Lo que ya no puedo aseverar con tanta rotundidad es que resista el paso de los años. ¿Cómo sería leer esta novela una vez llegados al 2017? A pesar de haber sido publicada este mismo año, yo ya me he encontrado con un pequeño detalle que ya ha quedado obsoleto (una mera anécdota que para nada desmerece el conjunto de la novela) Os brindo pues una magnífica excusa para no demorar más esta lectura, pajaritos. O tal vez esté equivocada y mi duda no sea más que una negativa a regodearme de ese desencanto popular en el que parecemos vivir permanentemente instalados. Me hace gracia utilizar esa palabra, desencanto, pues encantador es un adjetivo recurrente en la escritura de este autor. Otra paradoja, otra contradicción, una confrontación más de esta interesante novela en la que pasado y presente se encuentran y rehúsan reconocerse en los reflejos de los espejos de ese talismán al que hace referencia su título. Y como muestra de que no me voy de vacío de esta aventura, no me resisto a despedirme sin dejaros en el aire una pregunta: ¿creéis que somos capaces como sociedad da avanzar por nosotros mismos o sólo nos queda cruzar los dedos y encomendarnos al incierto poder de un talismán?"cuando se desata el caos la gente se convierte en figuritas de papel. La tempestad te lleva a donde ella quiere..."
Sobre el "Talismán de los espejos"
Quisiera dar las gracias a Juanjo Díaz Tubert, autor de "El talismán de los espejos" por hacerme llegar su novela y por la confianza depositada en mí para realizar una reseña de la misma.
Todos aquellos interesados en adquirir esta novela la tenéis disponible en Amazon tanto en formato digital como en papel. Pinchad sobre el texto en verde para acceder a ella.
Y el próximo viernes... una hermosa novela que reivindica el poder de decidir sobre nuestras propias vidas y de disfrutar de la cultura en libertad a través de dos mujeres que entrelazan sus destinos leyendo un libro. "La vida cuando era nuestra" de Marian Izaguirre.