Revista Poesía
Ilustración: Patricia Metola
Tengo una amiga que tiene un centro de
terapias alternativas, el otro dia me
mando este escrito que le había enviado
un amigo. me gusto y quiero compartirlo
con vosotros.
Es larguito pero vale la pena, creo...
Los tamaños varian conforme el grado de
compromiso.
Una persona es enorme para uno, cuando
habla de frente y vive de acuerdo con lo
que habla, cuando trata con cariño y
respeto, cuando mira a los ojos y sonríe
inocente.
Es pequeña cuando sólo piensa en sí
misma y le hace creer a los demás que
piensa en ellos,cuando se comporta de
una manera poco genial, cuando no
apoya,cuando abandona a alguien
justamente en el momento en que
tendría que demostrar lo que es más
importante entre dos personas:
la amistad, el compañerismo, el cariño,
el respeto y el amor.
Una persona es gigante cuando se
interesa por tu vida, cuando busca
alternativas para tu crecimiento,
cuando sueña junto contigo.
Cuando trata de entenderte aunque
no piense igual.
Una persona es grande cuando perdona,
cuando comprende, cuando se coloca
en lugar del otro, cuando obra no de
acuerdo con lo que esperan de ella,
sino de acuerdo con lo que se espera
de sí misma.
Una persona es pequeña cuando se
deja regir por comportamientos clichés.
Cuando quiere quedar bien con todos,
cuando maneja a la gente como un
titiritero y lamentablemente siempre
hay gente que no tiene convicciones
y se deja manejar...
Una misma persona puede aparentar
grandeza o pequeñez dentro de una
relación, puede crecer o disminuir,
en un corto espacio de tiempo.
Una desepción puede disminuir el
tamaño de un amor que parecia grande.
Una ausencia puede aumentar el
tamaño de un amor que parecia ser infinito.
Una decepción puede terminar con el
respeto por alguien.
Una acción correcta puede enaltecer a otros.
Es dificil convivir con esta elasticidad:
las personas se agigantan y se encojen
a nuestros ojos. Ya que nosotros no
juzgamos a través de centímetros o
metros, sino de acciones y reacciones,
de verdades o falsedades, de
expectativas y frustaciones.
Una persona es única al extender la
mano y al recogerla inesperadamnete,
se torna otra.
El egoísmo unifica a los insignificantes,
a los perdedores, a los falsamente
llamados diplomáticos.
No es la altura, ni el peso, ni la belleza,
ni un título o mucho dinero lo que
convierte a una persona en grande...es
su honestidad, su decencia, su amabilidad
y respeto por los sentimientos e intereses
de los demás.
Por su sensibilidad sin tamaño.