Revista Medio Ambiente

El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñas

Por Davidalvarez
Según las últimas estimaciones cerca de 8 millones de especies de animales viven actualmente en nuestro planeta y se piensa que puede haber otras tantas que aún no se han descrito y son desconocidas. De hecho, hay algunos lugares de la Tierra, como los abismos marinos que han sido menos explorados que nuestro universo más cercano. Si a esa cifra le añadimos todos los animales que han aparecido y se han extinguido desde que los primeros aparecieron hace 650 millones de años, la cifra puede ser estratosférica.
El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñas
Pero de todos esos animales, ninguno de ellos ha llegado a ser tan grande como la Ballena azul (Balaenoptera musculus) que con sus 30 metros de longitud y sus 170 toneladas de peso ostenta el record absoluto. Ni el más grande de los dinosaurios descritos hasta el momento le han llegado a hacer sombra, solo el Argentinosaurus había alcanzado una longitud parecida pero con un peso muy inferior.
¿Como llegó la ballena azul a ser un gigante?
Según los resultados de un trabajo publicado hace unos pocos años en el que se estudió el tamaño y la edad de una larga serie temporal de fósiles para determinar la tasa máxima de evolución en los mamíferos, se demostró que las ballenas habían necesitado 5 millones de generaciones para incrementar su peso 5000 veces (Evans et al., 2011).
El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñas

Máxima masa alcanzada por los distinto ordenes de mamíferos escalada por el tiempo de generación. (Detalles en F2. Evans et al., 2011). La línea naranja corresponde a los catáceos

Aunque pueda parecernos que eso es mucho tiempo, lo cierto es que las ballenas no solo se han hecho muy grandes, sino que han logrado alcanzar ese tamaño muy rápido, ya que como se puede observar en la gráfica anterior, la mayoría de los mamíferos terrestres han necesitado el doble de tiempo de los cetáceos para alcanzar su tamaño máximo.
Una de las razones por la que la ballena azul y otros cetáceos se han convertido en gigantes, es puramente física, ya que en el agua un animal no tiene que soportar su peso debido a la mayor densidad del agua respecto al aire. De hecho, si una ballena azul quedara varada en la costa moriría en poco tiempo por aplastamiento. Pero aparte de esta razón hay otras razones que podrían explicar esa tendencia al gigantismo, ya que es evidente que no todos los animales acuáticos se han hecho enormes.
En líneas generales, y tanto para organismos terrestres como acuáticos, hay varias razones por las que un animal grande tendría ciertas ventajas respecto a uno pequeño. En primer lugar tener un gran tamaño es una buena estrategia para evitar a los depredadores, pero además cuanto más grande sea un animal, le será más fácil soportar largos periodos de ayuno y además conservan mejor la temperatura que los animales más pequeños, lo que en un medio como el marino y sobre todo en aguas muy frías, es una ventaja evidente. Por otra parte, los animales más grandes tienen más posibilidades de conseguir pareja y por lo tanto de perpetuar sus genes, por lo que la selección natural tendería a favorecer a los animales más grandes. Pero ser gigantesco también tiene desventajas y la más obvia es que para mantener un tamaño tan colosal se necesita consumir una gran cantidad de alimento.
El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñas
Según Cheng-Hsiu Tsai y Naoki Konno (2016) el gigantismo en los misticetos, que son las ballenas verdaderas con barbas, apareció independientemente al menos cuatro veces a lo largo de la evolución, por lo que se puede afirmar que no se trata de una casualidad, sino de una tendencia. Según este estudio, el ancestro más reciente de las actuales ballenas no medía más de 5 metros de longitud, por lo que resulta evidente que algo tuvo que haber pasado para que en un tiempo relativamente corto hubiera evolucionado hasta dar lugar a las grandes ballenas actuales.
El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñasBallena azul observada el 23/09/16 a 20 millas de Bizkaia (Foto: Gorka Ocio. www.verballenas.com)Todo indica que la evolución hacia el gigantismo estuvo relacionada con la capacidad de alimentarse de grandes cantidades de alimento muy energético. El ancestro de los misticetos era un animal dentado que se alimentaba de peces, focas y otros cetáceos. El salto evolutivo que les permitió aumentar tan rápidamente de tamaño fue la aparición de barbas filtradoras queratinosas gracias a las cuales pudieron alimentarse de una fuente de alimento superabundante y muy energética: el krill. Gracias a esta capacidad filtradora, una ballena azul no necesita gastar una enorme cantidad de energía en perseguir a una presa, sino que puede consumir una enorme masa de alimento, que le proporciona medio millón de calorías de un solo trago, simplemente abriendo la boca y dejándo entrar el agua cargada de comida (Goldbogen et al,, 2016).
El tamaño sí importa: los gigantes comen presas pequeñasBallena azul observada el 23/09/16 a 20 millas de Bizkaia (Foto: Gorka Ocio. www.verballenas.com)
Pero además de poder alimentarse de una fuente energética tan abundante con un mínimo gasto de energía, lo mejor de todo es que apenas tienen competidores. Cuando las primeras ballenas barbadas aparecieron hace muchos millones de años, los océanos se encontraban prácticamente vacíos de otras especies animales. Los grandes reptiles marinos del Mesozoico, como los Mesosauros habían desaparecido junto al resto de dinosaurios, por lo que esas primeras ballenas fueron capaces de explotar los nichos que ellos ocupaban.
Todo parece indicar que alimentarse de krill fue el detonante que propició la evolución del gigantismo en las ballenas, pero el haberse especializado en una presa podría ser también lo que causara su extinción. Según los resultados de los últimos trabajos realizados en los mares antárticos, el 80% del krill ha desaparecido en los últimos 35 años, y la causa más probable de esta desaparición es el cambio climático.
Tras de la prohibición de la caza de Ballenas azules en 1966, esta especie se está recuperando después de haber estado muy cerca de su extinción. Pero podría ser que el fin de su caza no haya sido suficiente para evitar la desaparición del animal más grande que ha existido nunca en nuestro planeta.

Ojalá no se cumplan las previsiones más pesimistas y las ballenas azules sigan viviendo en nuestros mares durante mucho tiempo. Quién sabe si tendremos la suerte de cruzarnos con una algún día. La ballena azul es una especie de distribución cosmopolita y aunque no suele verse cerca de nuestras costas, nunca se puede descartar siempre puede saltar la sorpresa, como ocurrió el 23 de septiembre de 2016, cuando un enorme ejemplar de esta especie apareció a menos de 20 millas de la costa de Bizkaia y pudo ser vista por un pequeño número de afortunados desde el barco de VerballenasReferencias- Evans AR, Jones D, et al. (2011) The maximum rate of mammal evolution. PNAS 109:  4187–4190- Goldbogen JA, Calambokidis J et al. (2011) Mechanics, hydrodynamics and energetics of blue whale lunge feeding: efficiencydependence on krill density. Journal of Experimental Biology 214: 131-146- Tsai Ch-H & Kohno N (2016) Multiple origins of gigantism in stem baleen whales. Sci Nat 103:89

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