Revista Boda

Él también abandona la soltería

Publicado el 04 diciembre 2014 por Ta @detrasdeunaboda

Apenas una semana o quince después de mi despedida de soltera que os conté aquí era mi marido el que despedía su soltería con sus amigos más íntimos, esos que son más que colegas.

Él no sabía nada, sólo que era sábado, que trabajaba en el turno de tarde y que al llegar a casa no me encontraría porque me iba de despedida de soltera de una amiga. Yo sabía poco más, sabía eso y que mi marido no llegaría a casa porque sus amigos se presentarían en su trabajo a la salida. Me encargué de avisar al encargado por si aparecieran antes de tiempo no alucinara pepinillos y me fui a disfrutar de la despedida de soltera de mi amiga.

Los amigos de mi marido tienen un patrón de despedidas de soltero: siempre las hacen en nuestra ciudad, siempre se ponen camisetas con frases chorras que recuerdan a las carpetas de institutos, siempre cenan como si no hubiera mañana y siempre, siempre van de fiesta a los bares que tanto les gustan desde que eran unos jovenzuelos… Os puede sonar a despedida de soltero simple, sin complicación, pero os aseguro que ponen todo el cariño en el plan y que es un plan perfecto. Lo importante de las despedidas de soltero es pasar un rato divertido con los amigos y estos los cumplen con creces.

Hacía un año yo me había colado un poco en la despedida de soltero de un amigo de mi marido y la había visto desde dentro así que podía imaginarme la de él perfectamente.

Recuerdo cuando me llamo y me dijo “oye, que han venido estos a buscarme al trabajo que me voy de despedida” y mi voz de sorprendida al otro lado de la línea. Sus amigos llegaron al trabajo a eso de las 10 de la noche le dieron su camiseta y empezaba su fiesta!!! ¿Cómo era la camiseta? Eligieron para él un tono fucsia (uno de los colores de la boda sin saberlo) y una frase de esas muy de hombres que muchas sonrisas a las chicas no nos sacan… También le hicieron una acreditación relacionada con su trabajo y siempre les daré la gracia por ese “avisar a la novia” sin incluir mi número de teléfono!!! Un detalle por su parte….

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El novio de rosa y el resto de chicos de negro se dirigieron directamente a llenar el estómago. El lugar escogido para ello fue una sidreria auténtica, de esas que tienen carácter asturiano por los cuatro costados. ¿El menú? No había lección. Cachopo para todos. El adorado cachopo de los asturianos y que sorprende a los que vienen de fuera. Si quieres ver qué es un cachopo no te pierdas este programa de MasterChef aunque he de reconocer que no fuimos pocos los asturianos que exclamamos eso de ¡¿cómo ye oh!? cuando vimos algunos de los cachopos que los concursantes realizaron. Aquí podéis ver uno de los que degustaron mi señor novio por aquel entonces y sus amigos aquella noche de Julio del 2012. ¿Apetece o no apetece meterse uno entre pecho y espalda?

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Con el estómago lleno de cachopo y sangría de sidra los chicos comenzaban su noche por esos bares que llevan visitando juntos desde hace muchos, muchos años… Esos bares que los transportan a cuando eran más jóvenes, esos bares que están plagados de recuerdos de ellos… Y con esos bares llegaron las copas. Durante su recorrido por los diferentes bares, a mi me iban informando de vez en cuando vía wasap por dónde estaban para evitar coincidir…. ¿No es plan que la novia aparezca en la despedida del novio,no?

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Pero  a esas horas en las que las copas comienzan a ocupar buena parte de tu cuerpo, en las que las risas son aún más risas, mi amiga que despedía la soltería ese día y yo nos adentramos en un bar lleno de gente, de esos de los de empujar para pasar y allí estaban, allí al fondo en la barra, los chicos de negro y mi chico de rosa. Al final había ocurrido, la novia había aparecido en la despedida de soltero del novio. Tras abucheos varios, risas por la indumentaria y un beso furtivo a mi chico había que inmortalizar el momento.

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E irse. Los amigos de mi marido no me querían más allí y tras robarles algún que otro sorbo a sus vasos nos fuimos con la noche y la fiesta a otra parte. Horas después, mi marido llegaba a casa ya de día y yo me despertaba para ir a comer con unas amigas. Horas después, recibía una llamada con una voz de ultratumba resultado de lo bien que se lo había pasado y de la facilidad de mi señor marido para perder la voz en cuanto bebe una copa con hielo. -¿Te lo has pasado bien? -Muy bien. -Pues sigue durmiendo, que yo me voy de copichuelas al mediodía y al sol. Minutos después, me encontraba con uno de los hombres de negro dispuesto a aprovechar aquel domingo al sol mientras el resto seguía durmiendo… Quizás ser el único casado, por el momento, influyo en la decisión de aprovechar aquel domingo. Horas después, descubría las fotos de la despedida y a un montón de chicas desconocidas en ellas. O eso dicen ellos.


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