El pasado 26 de marzo, Albert Rivera (que no es un líder ciudadano sino presidente de Ciudadanos, partido político con esa denominación oportunista), compareció en rueda de prensa para informar del pacto alcanzado con Mariano Rajoy para aprobar los Presupuestos de 2018. Con sonrisa triunfal anunciaba uno de los 'grandes' puntos del acuerdo: subida de las pensiones mínimas del 2%.
Un día después, tras el Consejo de Ministros, el titular de la cartera de Hacienda ponía puntos sobre las íes a lo dicho por Rivera: la mejora de las pensiones será de una horquilla entre un 1% y un 3%. En concreto las pensiones mínimas (2,4 millones) y no contributivas (450.000) crecerían un 3%, las que no superan 700 euros mensuales (9.800 al año), un 1,5%, y las inferiores a 860 euros (12.040 euros anuales) subirían un 1%. Y para el resto, ya saben: el 0,25%
Esa discriminación por tramos dentro del colectivo que recibe las pensiones más bajas es una manera humillante de repartir la miseria. Incluso plantear situaciones paradójicas. Por ejemplo, una pensión de 699 euros con un incremento del 1,5% (10,48 €) alcanzaría los 709,48 euros. Mientras que otra pensión de 701 euros con un incremento del 1% (7,01 €) se quedaría en 708,01 euros. ¡La mayor quedaría por debajo de la que anteriormente era inferior! Diferencia que, por muy ligera que sea, constituye un agravio conceptual.
Parece que el tándem derechista integrado por Rajoy y Rivera (R&R) no se han enterado del verdadero alcance de la corriente de indignación generada en el colectivo pensionista. Y siguen empeñados en reírse del mismo compitiendo por ver quién de los dos representantes de la derecha anuncia una subida que sigue siendo irrisoria: Del lat. irrisorius. 1. adj. Que mueve a risa y burla. 2. adj. Insignificante por pequeño. (DRAE).
No contentos con alardear de esa birria de subida de pensiones, el tándem R&R recortar el gasto social dedicado a otros apartados. Según informa la Cadena SER, en el acuerdo de investidura pactado entre Rivera y Rajoy figura que en 2018 invertirían 1.560 millones de euros para combatir la pobreza infantil, que el proyecto final que llega al Congreso lo rebaja a 350 millones. Dicho acuerdo contemplaba 350 millones para la gratuidad de libros de texto que ahora se quedan en 50. Y para los permisos de paternidad se destinan 600 millones de euros menos de lo previsto. ¿Es recortando en la ayuda a los nietos como pretenden cuadrar la subida a los abuelos?
Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, reclamó recientemente al Gobierno que vuelva a establecer un sistema de revalorización automática de las pensiones, apuntando asimismo el objetivo de que las pensiones vayan aumentando hasta que las mínimas se acerquen a 1.000 euros. Un magnífico brindis al sol, porque alcanzar esa cifra desde los 600 euros actuales no se consigue con incrementos porcentuales de un sólo dígito anual, a no ser que esperemos cien años. Plazo que la mayoria de los pensionistas actuales no pueden aguardar, por mucho que las ciencias encargadas de prolongar la longevidad.
Siendo algo más realistas, habría que comenzar por equiparar, aquí y ahora, las pensiones mínimas al Salario Mínimo Interprofesional, que en España es bastante modesto. Algo que reiteradamente venimos reclamando desde este modesto rincón de opinión activista: un pacto de Estado entre todas y todos los representantes electos que hiciera posible esa equiparación. Para ello, habría que pedir a todos los partidos del arco parlamentario que se dejaran de estupideces, postureos y filibusterismo. Que dejaran de arrojarse unos a otros propuestas miserabilistas y se pusieran a trabajar por la justicia social. Tal es el sentimiento que refleja la carta abierta que corre por las redes sociales.
CARTA ABIERTA DE
UN JUBILADO A LOS PARTIDOS POLÍTICOS:No estamos pidiendo nada que no sea ya nuestro.
Todo lo que véis ahora a vuestro alrededor lo hicimos nosotros.
Levantamos un país que venía de una dictadura.
Tuvimos que estar curando heridas que no cicatrizaban, pero encontramos una manera de convivir con ellas.
Ayudamos a nuestros padres hasta el fin de sus días: No había ayudas, eran los hijos los que tiraban del carro.
Sacamos adelante a nuestras familias con muchos niños y pocos medios.
Trabajamos de sol a sol en pueblos y ciudades. Y construimos la España que hoy gobernáis vosotros, como si fuera sólo vuestra.
Llevastéis a nuestros hijos a una crisis económica que nosotros hemos mitigado, acarreando con nuestros nietos, compartiendo macarrones, tejiendo familia para que no se desmoronaran en su desesperación.
No tenéis derecho a pedirnos más sacrificios.
Queremos tener lo que nos corresponde: Una pensión que nos permita vivir dignamente.
Señores Diputados. Pónganse a trabajar como hicimos nosotros y resuelvan los problemas.
Revisen TODOS sus sueldos y pensiones vitalicias. Sus viajes, sus dietas, sus asesores, sus contratos añadidos en las comisiones. Reduzcan gastos empezando por Uds.
No salgan a la calle ahora en las manifestaciones para hacer propaganda electoral.
No utilicen el Congreso como si se tratara de un circo, de una comedia chabacana, con insultos, descalificaciones y chistes malos.
No nos hace ninguna gracia ver con qué tono agresivo, de rabia contenida, se comportan en sus debates. Se puede decir lo mismo con educación y guardando la compostura.
Demuestren que son dignos de la confianza que les hemos depositado.
Y si no lo hacen, se encontrarán con sus padres en la calle. Se les tendría que caer la cara de vergüenza.
Somos una generación de luchadores. No van a poder callarnos la boca.
Sería tremendo que hayamos de ser nosotros, de nuevo, los que tengamos que coger al toro por los cuernos.
Demuestren todos, con hechos, que miran por este colectivo de jubilados y déjennos vivir dignamente, a estas alturas de la vida.