Uno se levanta el domingo con alegría, esa alegría que el buen tiempo y la luz te dan, y las ganas de hacer un poquillo de turismo con los peques por su nueva ciudad. Y ya la mañana promete cuando, a los 20 minutos de salir de casa ya están arrastrando los pies: "estoy cansada", "quiero irme a casita", "tengo sueño", "¿falta mucho?" (Inciso: mis hijos son de andar, por eso estas cosas me cabrean sobremanera) Reconozco que están nerviosos, desubicados y durmiendo mal, para variar, en proceso de adaptación pero, concho. un poquito de colaboración, ¿es mucho pedir? Total, que casi a rastras y a gritos los metemos en el establecimiento (que parece que los llevamos a una sala de tortura o a hacerse las ingles brasileñas con palillos chinos) y su padre y yo super emocionados, les instamos a que pidan un zumito por aquello de la tapa y tal (no, mis hijos aun no beben bebidas con gas)
-¡Agua!- a dúo.Y llegan las tapas y la de seis
-¿No queréis un zumo fresquitoooo?
-¡Agua!
-¿Qué queréis de tapa? - la chica muy amable se enrolla- ¡Hay flamenquines, hamburguesitas y chopo! ¡Más ricos....!
-Yo el animal- espeta el de tres
- Puagh...yo hamburguesa
- ¡Pero esto qué es!
-Hija, la hamburguesa
- Pero yo no quiero esto. Lo de él tiene mejor pinta.
- A ver, has dicho que no lo querías.
- Pero me he liado, pensaba que era otra cosa
- Hija, la hamburguesa es hamburguesa aquí, en Madrid y en todas partes
- Si, pero sin tomate, ni lechuga. ni pan, ni eso blanco
- O sea, ¿el cacho carne?
-Si
- Cómetela sin pan
- No, quiero lo de él
- Está muuuuy rico mami - calla y no metas el dedo en la llaga niño-.
- Buf... Come un poco, venga pequeña...
- Puaghhh. Tengo sueño, me quiero ir a dormir.
Dada la negativa, el frotado de ojos, que el mayor no quería ni intentar abrir la boca, pedimos una ración para que al menos coman algo y Corvina en adobo. Súper emocionados. Y claro, traen como para una boda.
¡Diosss! O yo no me acordaba, o nadie nos avisó de los tamaños XXL. ¿Dónde vamos con todo esto?
- Qué ricooo.Tres bocados después:
- Ya no puedo más.Entre ésta que no quiere, el otro que se ha hecho amigo de una mosca y se le acaba la vida cada vez que se va, y los juegos apestosos pasamos la media hora más larga de la vida;
- Tengo sueño...
- A ver, no te apoyes y no te duermas ahora
- No puedo máaaaas!!!
- Venga ya, a comer
- Estoy llenaaaaa
- Ven mosca, veeen amigaaaaa! Aquí tienes algo de comidita. ¡No, no te lleves el plato que es para mi amiga! - le dice a la amable señorita que retira las sobras - noooooooooo....moscaaaaaa!
- Hijo, calla y siéntate
- ¡¡Pero es mi amiga!!!
- Calla y come
- Toma aliento apestoso.
- Aghh...Jajajajaja...toma tú
- ¡Niños!
- ¡Apestosa!
- ¡Tú!
- ¡Niñooooos!
- Estoy cansadaaaa. Jo, ya sé que me he portado fatal, si es que no es justo. Es el peor día de mi vida. No hay helado, por supuesto.
- Pues mira, por supuesto que no.
- Claro, me lo imaginaba. Mira, seguro que si duermo un rato luego seguro, seguro estoy de mejor humor.
- Ya pero no sé si yo voy a estarlo. Come un poco de adobo
- Puaj!
- Apestoso!
- Cariño, no volvemos hasta que ésta haga la comunión.
- O más
- Y ¿tú porqué no me comes?
- No me encuentro bien...Come tú
- Yo ya no puedo más, estoy echo polvo. Tenemos comida para tres días
- Pide un tupper, anda...
-No hijo, no te levantes aún que tenemos que pagar por no haber comido, manda narices.Y en casa, lo típico:
-Aaaaaaaaaahh
-Rodri espera
-Tengo sueño, no quiero andar
- Qué cansancio por Dios
-Me duele la espalda
-Mami, que no quiero andar hasta la esquina.
-Mira el coche.
-Nooooo!!!
-Hemos llegado
-Yo me quedo en el coche, vete tú con ellos
-Ya no tengo sueño, no quiero dormir ¡nunca más!
Primer domingo melillero. ¿Alguien da más?