Revista Psicología

El techo de cristal en el “amor”.

Por Saval

Publicado por Álvaro Saval

Techo de cristal hace referencia a una especie de límite que impide a las mujeres ascender en su carrera laboral. La gracia del cristal es que es invisible. Que no se limita en base a leyes o normas. Simplemente existe un límite basado en diversas situaciones sociales y, aunque parece no existir o no se hace visible, el hecho es que impide acceder a niveles superiores.

El término me parece que es muy bueno. Y puede tener muchos más usos. En casi todas las cuestiones sociales se construye ese techo que viene a decir "hasta aquí, ya hemos conseguido bastante". Pero que nunca suponen un verdadero cambio, una verdadera revolución. Es como ir cediendo ante la presión social pero que las cosas sigan en su sitio (negros, clase trabajadora, homosexuales, mujeres, ateos...). De hecho la mayoría de conquistas acaban simplemente imitando el modelo que ya existía previamente pero con agentes diferentes.

Hablando de relaciones es bastante fácil observar como se generan límites. Hay un artículo de El País que tilda el poliamor de algo rompedor. Aunque lo vaya a criticar, se agradece que al menos lo plantee como posibilidad. En realidad poliamor hubo siempre. Lo único que sucede es que ante la dificultad de poder mantener las relaciones fuera de la pareja en secreto se va haciendo necesaria la idea de "contarlo". De reconstruir el mismo modelo que ya existía pero haciéndolo pasar por moderno. Evidentemente el poliamor es un avance (wordpress no reconoce la palabra). Pero está dibujando un techo, un límite en la posibilidad de tener dos, tres relaciones afectivas a la vez. Luego eso se acabará quedando en el fin de la exclusividad sexual. Y celebraremos con gran alboroto que ya somos modernos, que podemos mantener relaciones con más gente que con nuestra pareja. Como si eso no hubiese pasado nunca. O como si eso pusiese en cuestión un modelo de relaciones que se desmorona y que no necesita parches. Necesita un replanteamiento.

El límite hay que fijarlo mucho más allá. La multiplicidad de relaciones afectivas no es el final, es el principio. El fin de la exclusividad sexual es un medio, no un objetivo. Entender que si la capacidad de amar es infinita...las posibilidades también lo son.

El techo de cristal en el “amor”.

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