Reunión de comité de dirección del Hospital X... Alguien (da igual quien) comprueba que existe una tasa de reingreso en urgencias a las 72 horas en la población infantil. Se revisan diversas alternativas y se propone hacer un seguimiento posterior desde el Hospital, llamando por teléfono a los padres y preguntando por el estado del niño. El objetivo es lógico: resolver todas las dudas que tengan y así evitar que vuelvan a urgencias.
Algo parecido pensaron en un hospital canadiense y decidieron hacer algo que en España cuesta un poco: medir para saber si la medida es efectiva o no. Quizás el estudio esté incompleto, o los sesgos sean excesivos, pero la conclusión sorprendió a todos: ¡¡¡¡el grupo de niños a los que se llamaba por teléfono tenían una tasa de retorno a urgencias mayor que el otro grupo!!!!
Podéis leer el comentario crítico que realizan en la revista Evidencias en Pediatría, que es la que nos ha puesto tras la pista. Algunas reflexiones rápidas tras leerlo: ¿por qué no buscar el apoyo de atención primaria? ¿medimos todas las iniciativas que se ponen en marcha? ¿medimos las que llevamos a cabo desde hace años? Este tipo de medidas nos recuerda al uso de apps: creemos que con una app lo resolvemos todo, y a veces puede que el problema se complique.Evaluar y medir para volver a decidir es un ciclo esencial. Pero si la evaluación es simple o no se hace bien, la decisión puede que no sea la mejor. De hecho, ¿cuantos proyectos consiguen resultados contrarios a los previstos? ¿Y cuantas veces nos damos cuenta?