El caso es que hace unos días han anunciado que para dentro de un par de años estará listo un teléfono capaz de traducir nuestras conversaciones a otros idiomas.
En realidad, esto ya lo habían inventado hace tiempo los escritores de ciencia ficción, pero sólo en los libros, claro. Los chicos de Google parecen dispuestos a hacer realidad tan fantástica idea.
Ya sabíamos que Google tiene el mejor traductor que existe (aunque esto no quiere decir que las traducciones automáticas que hace sean comparables a las que puede hacer una persona).
Pues bien, la tecnología para el futuro teléfono traductor es una combinación de este sistema de traducción con otro de reconocimiento de voz, que también lo tiene, pero no es tan bueno.
Por lo tanto, se supone que dentro de un par de años podré hablar por teléfono con un alemán, por ejemplo, sin problemas, porque yo hablaré en español, él escuchará la traducción al alemán de lo que yo diga, y viceversa.
Uno de los responsables del invento especifica que cuanto más usemos el teléfono mejor funcionará, porque reconocerá mejor nuestra voz, nuestro acento, nuestro tono, y todos esos elementos que forman parte del habla de cada persona.
Pero entonces, ¿qué pasará mientras el teléfono se entera bien de lo que decimos y cómo lo decimos?
Tomando como referencia el traductor existente, si una chica española anda en amores con un angloparlante, y en una conversación romántica ella le dice “calla, tonto”, el teléfono probablemente traducirá “Be quiet, dumb”, o “silent, dumb.”
Pero claro, no es lo mismo decirle a un novio “calla, tonto” que decirle “cállate, idiota”. Con lo cual, conflicto a la vista.
O si un novio español le dice a su chica extranjera “Qué tontita eres, chiquilla”, en plan romanticón y meloso, el teléfono traducirá “How stupid you are, girl” (qué tonta eres, chica). Y no es lo mismo, no. Ni la frase ni las consecuencias.
Dicen los que de verdad saben de estas cosas que la variedad de acentos –en un mismo idioma- es tan grande, que no existe hoy día ningún sistema de reconocimiento de voz capaz de superar esta dificultad, ni creen posible que lo haya en un futuro próximo.
Pero en Google todo es posible...
Bueno, pues como yo lo critico, lo voy a probar ahora mismo –más reciente imposible-.
Introduzco las palabras indian summer. Esta es la expresión que se utiliza en EEUU para referirse a ese fenómeno climatológico que se da cuando al principio de octubre hay unos días espléndidos, aunque ya no sea verano. Por lo tanto, indian summer es lo que en España llamamos veranillo de San Martín, veranillo de San Miguel o veranillo del membrillo.
Pero el traductor de Google, como traducción de indian summer nos da “verano indio”, que, obviamente, no significa nada.Pruebo a usar la frase en contexto, por si acaso. Stephen King, en su novela nueva Under the Dome, utiliza esta frase: “a real indian summer day, for sure”, que en traducción mía sin pulir resulta “un verdadero día del veranillo de San Martín, sin duda”.
Pero Google lo traduce así: “un verdadero día de verano, la India para asegurarse de.”
Bueno, vale, le damos otra oportunidad. Otra frase del mismo libro:
“He was still on a roll” (“seguía en racha”), la traduce como “todavía estaba en un rollo”.
Y después, “his roll, it seemed, was over” (“la racha, al parecer, se le había acabado”), queda traducida como “su papel, al parecer, era más.”
Que conste que a mí me parece admirable lo que se ha conseguido hasta ahora en este terreno. Pero también me parece que la cosa sigue dejando bastante que desear.
Y si esto hace el traductor con una frase sencilla, escrita, qué desmanes no cometerá el teléfono mágico cuando tenga que traducir a través de la voz, teniendo que interpretar no sólo palabras, sino pronunciación, entonación, intención...Espero que ni los científicos, ni los ejecutivos ni los políticos del mundo lo utilicen para sus asuntos, porque no quiero ni pensar en los malentendidos que puede crear el telefonito.