Desde hace más de un año que no sabíamos nada acerca de una de las misiones más emblemáticas y productivas de los últimos años. Era verano del 2013 cuando el telescopio espacial Kepler dejaba de funcionar debido a un nuevo problema con uno de sus giroscopios. El “cazador de planetas” perdía la habilidad de apuntar con precisión a las estrellas candidatas de albergar planetas, era el fin de una misión que había cambiado la forma de mirar el cosmos para siempre.
Pero hoy ha vuelto a la vida… Usando una nueva técnica que trata de aprovechar el viento solar para estabilizar al telescopio se ha encontrado ni más ni menos que un exoplaneta algo mayor que nuestra Tierra, una supertierra.
El nuevo exoplaneta ha recibido el nombre de HIP 116454b, es 2,5 veces el tamaño de la Tierra y 12 veces más masivo. Orbita su estrella cada 9 días y la distancia a nuestro sol es de 180 años luz.
Kepler necesitaba al menos tres giroscopios para mantenerse estabilizado mientras apuntaba a la estrella elegida. Tras el fallo de dos de sus cuatro ruedas el telescopio no podía mantenerse el suficiente tiempo apuntando a un lejano sol para poder observar una disminución en su brillo cuando el exoplaneta bloqueaba su luz.
La infografía justo encima del anterior párrafo muestra el nuevo aliado que han encontrado los técnicos de la misión. El viento solar ayuda a estabilizar el telescopio, no tiene la misma precisión que con los giroscopios pero los resultados comienzan a llegar, y el estreno ha sido exitoso debido al pequeño radio del planeta hallado.
La misión K2, como se ha denominado a esta nueva segunda vida de Kepler, se extenderá hasta 2016 y también podrá observar supernovas y cúmulos estelares.
Bienvenido de nuevo Kepler, te echábamos de menos…