Publicado por Ezequiel L

Hay que estar ciego para no ver que la dimisión de Alexis Tsipras, lejos de ser un acto simbólico, es un fracaso mayúsculo. Tan explícito es esto para todos como tan implícito es el fracaso del euro para algunos.
Hay que remontarse muy atrás, hasta 2001, momento en el que Grecia entra en el euro, con una muy débil economía, en la que se imprime más dinero para atraer el dinero del exterior . ¿Pero de dónde venimos y a dónde vamos? Bueno el paralelismo que se busca interesadamente entre países mediterráneos ahora, también es válido en las décadas anteriores. Grecia, al igual que España, Portugal sale a mediados de los años 70 de una dictadura, tiene lugar una rápida cristalización de democracia, a diferencia de España, que termina en un bipartidismo absoluto que duró hasta el año pasado, entre Nueva Democracia(conservadores) y PASOK (socialdemócrata), ambos partidos de carácter prácticamente dinástico, en lo ideológico y en lo personal.
Tras la gestión del país durante todo este tiempo, en términos que los mercados bursátiles definirían como estables, aunque no tan estables como el “España va bien” de Aznar, tan inocente en los 90. La entrada en el euro en 2001, al nivel impuesto por los grandes de Europa, Francia y Alemania y definiendo el euro casi como el nuevo marco, provoca automáticamente una polarización de Europa en dos categorías, prestadores de dinero y solicitantes de préstamos. Ahí, aunque jugáramos al póker usando faroles con éxito durante varios años, entramos todos los países mediterráneo.

En resumen, tenemos dos actores en el estado moderno, el neoliberalismo (el que vela por el bien de los mercados) y la socialdemocracia, versión de color rojo, potable, atractivo para el pueblo y estadísticamente torpe en la gestión de país, contradictorio. En mitad de toda esta fiesta, hay gente que se despierta, y aparecen terceros actores, véanse Podemos, Syriza, Amanecer Dorado, etc., sin meterlos a todos en el mismo saco, está clarísimo, no se asusten.
En el caso de Podemos y Syriza, hermanados hasta cierto punto, aglutinan mayorías plurales, bajo ideologías de lo antiguamente considerado como izquierda y llamados populistas y radicales por medios, políticos y entes con intereses económicos, por estar alejado del centro, de lo considerado estabilidad.
A veces el lenguaje es traicionero y confundimos estabilidad y bienestar. Alexis Tsipras, líder de Syriza, alcanza el poder, satisfactoriamente, con un discurso claro, transmite la voluntad de un pueblo a modo de megáfono dirigido hacia Europa, tirando de armario para esta difícil labor y sacando algún arma secreta como Varoufakis, cuya dimisión dice mucho del transcurso de la negociación.
La serie de acontecimientos, aparece Syriza, elecciones, triunfo, negociaciones, referéndum, fracaso, rescate(del cual una ínfima parte irá realmente a Grecia), dimisión, elecciones, etc. ¿Qué ha fallado? Como decía Teresa Rodríguez, cabeza de Podemos en Andalucía, ha fallado el plan. La improvisación con apoyo popular no es suficiente contra el sistema.
Tsipras ha sido demasiado ingenuo y ha estado demasiado solo en su lucha para doblar el brazo del sistema desde dentro, aunque ha estado cerca de hacerle sentir débil. Cada destitución, cada dimisión, cada concesión, ha obligado a esta refrescante nueva política a parecerse a la socialdemocracia y a quedarse sólo con el color. ¿El resultado? Múltiples victorias del Sistema.
Con el fracaso de Syriza se da un aviso ejemplar a navegantes que vayan por esos senderos, se ha forzado a aceptar un rescate que refuerza la deuda, se va a llevar el completo desmantelamiento de Grecia mediante privatizaciones según estamos viendo con el último ejemplo de la futura gestión de 14 aeropuertos por parte de una empresa alemana, se ha llevado a Syriza a una contradicción, a una separación, a una convocatoria de elecciones que será utilizada en favor del argumento de estabilidad por el poder. “Al menos dijimos a Europa no a la austeridad”, decía Tsipras ayer como epitafio a la negociación. El NO a la austeridad ya se lo habían dicho todos los ciudadanos de España y Grecia mucho antes de eso.

La situación de Grecia es muy complicada, la solidificación del fluído popular que llevo a Grecia al poder, ahora decepcionado y sin salida seguramente conducirá a una solución mucho más explosiva, radicalizada o la muerte lenta de la estabilidad, la resignación del pueblo. Mis esperanzas están puestas en esos 25 parlamentarios que se han desprendido de Tsyriza , y que han conservado su integridad. En estas negociaciones la flexibilidad es un arma de doble filo a la hora de matar a la hydra de 100 cabezas del aparato burocrático y bancario Europeo.
¿Hay parte buena en todo esto? Los pueblos deben tener esperanza, deben tener ese plan, y deben tener la unidad más allá de las fronteras. En España vemos que los gobiernos de aglutinamiento popular no llevan a ningún soviet sólo al sentido común.
Con Syriza, estamos teniendo la oportunidad, desafortunada, de ver un tráiler de la película y poder anticipar los movimientos.
O habrá despolarización de la Unión Europea, o habrá ruptura completa, según estamos viendo, con las crisis del capital, el único que gana es La Banca.
Para terminar un pequeño vídeo, en el que se pone de manifiesto las diferencias entre una estructura política y monetaria completamente madura como es la de Estados Unidos, con sus luces y sus sombras y la estructuración a medio camino que se hizo con el euro. (Subtitulado en Inglés, hay que ponerse al día, MUÉVANSE)
Nada de esto nos debería dar igual, con la indiferencia siempre perdemos.

