Según el Antiguo Testamento, el Arca de la Alianza se encontraba en un Tabernáculo y no existía ningún santuario digno para alojarlo.
Por este motivo el rey David tuvo la idea de construir una casa de Dios, pero, aconsejado por el profeta Natán, decidió dejar a su hijo Solomón la responsabilidad de construirlo. Parece que Solomón era predestinado hacer esta obra incluso por el simbolismo de su nombre "el hombre de la paz". David no solo ha tenido la idea de construir el templo sino también se encargó de recoger los materiales necesarios.
Según la descripción detallada el templo construido por los obreros al mando de Hiram Abif en los días de Solomón (975-935 antes de Cristo), es famoso no solo por sus dimensiones, siendo pequeño en comparación con el Palacio real, sino por las decoraciones del interior y del exterior que constituyen un elemento referencial de la arquitectura israelita en la era de los reyes. Siete años han sido necesarios para la construcción del edificio que fue edificado alrededor del año 960 antes de Cristo.
Parece que los materiales contratados por David no han sido suficientes y Solomón tuvo que hacer un trato con Hiram, el rey de Tiro (Fenicia) el cual mandó al maestro Hiram Abif grandes cantidades de madera de cedro y también mano de obra.
El Templo fue ubicado en el monte de Sión, sobre la colina Moría donde en tiempos más antiguos Abraham intentó sacrificar a su hijo Isaac, justo en el lugar donde el Rey David había construido antes un altar después de comprar un terreno que era propiedad de Araunah el Jebusita.
Dado que no había espacio suficiente para edificar el Templo, los constructores edificaron primero un muro que rodeaba el sitio y después llenaron el espacio entre el muro y la colina con piedras y tierra. Hoy en día, en éste lugar se encuentra la mezquita de Omar, la segunda más importante tras la de la Meca.
La descripción general del templo encontrada en los textos sagrados es satisfactoria aunque no contiene tantos detalles. El edificio era de forma rectangular, orientado sobre un eje longitudinal en dirección Este-Oeste. El edificio debió tener una longitud interior de aproximadamente 27 metros, 9 metros de ancho y una altura de 13,5 metros (60×20×30 codos).
Según el libro de Reyes, dentro del Templo, a saber dentro del Tabernáculo, había tres recintos diferentes:- El Vestíbulo (Ulam) con una longitud de 4,5 metros y 9 metros de ancho (10×20 codos). Aunque el texto no nos facilita muchos detalles parece que había un muro entre el vestíbulo y el siguiente recinto. El Santo (Hejal) con una longitud de 18 metros y 9 metros de ancho (40×20 codos)
- El Santo de los Santos (Dvir) con una longitud de 9 metros, 9 metros de ancho y una altura de también 9 metros (20×20×20 codos), teniendo la forma de un cubo. Este último recinto se encontraba a un nivel más alto que el Hejal y solo podía accederse a él subiendo una escalera. En su centro se encontraba el Arca de la Alianza dentro del cual se preservaban las Tablas de la Ley entregadas por Dios a Moisés.
- Los sacerdotes y el rey entraban en el Templo a través de una gran puerta chapada en oro, de aproximadamente 10 metros de alto y 4 de ancho. En los tiempos de la construcción del Templo esta puerta también era la entrada común para todos los obreros y por la que Hiram acostumbraba retirarse.
Cuentos masónicos suponen que el Templo tenía dos entradas más: una en el este que comunicaba con la Cámara del Medio que estaba reservada a los Maestros y otra en el sur. Como en el Oriente sólo se encontraba el Santo de los Santos podemos deducir que la Cámara de Medio se encontraba en un nivel más bajo que el recinto donde se encontraba El Arco de la Alianza. Esta deducción corresponde también a la teoría de los teólogos que suponen que el Templo tenía un cuarto recinto donde se guardaba el tesoro, pero es solamente una suposición sin fundamento en el texto bíblico.
Otras leyendas masónicas cuentan que el Rey Solomón construyó una bóveda secreta, a la cual se aproximaba al Templo desde el más retirado apartamento de su palacio a través de otras ocho bóvedas o departamentos sucesivos, todos bajo tierra, y al cual conducía un pasaje largo y estrecho des-de bajo del sitio.
La bóveda novena se encontraba inmediatamente debajo del Santo Santuario del Templo y aquí tenía el rey Solomón sus conferencias privadas con el rey Hiram de Tiro y el Maestro Hiram Abí. La bóveda novena tiene que coincidir con la Cámara del Medio, basado en lo arriba descrito y desde otra leyenda masónica conocemos que aquí se encontraba un triángulo de oro que contenía el nombre inefable del Dios. El triángulo se encontraba en una piedra cubica de ágata, descubierta por los hermanos Adoniram, Joabert y Stolkin. Estos tres trajeron la piedra al rey Solomón cual decidió ubicarla en la bóveda novena, encima de un pedestal de alabastro.
En la parte exterior del Templo, a ambos lados de la entrada fueron erigidas dos columnas ( Jaquin y Boaz), hechas en bronce y teniendo altura de 8,1 metros (18 codos) decoradas en la parte superior con flores de lirio. El Templo se encontraba en la mitad de dos patios: El Patio de los Sacerdotes (o el Patio Alto), que tenía pavimento de piedra y estaba rodeado por un muro, también de piedra. El segundo patio era mucho más grande que el primero y permitía el acceso a un gran número de creyentes. Similar al patio anterior, este patio estaba rodeado por un muro de tres filas de piedra con vigas de cedro.
Los objetos santos del interior del Templo eran: El Arca de la Alianza, conocido también como el Trono de Dios Supremo (Trono de Yahvé), de dimensiones superiores a las del Tabernáculo. Los querubines encima del cubierto del Arca eran dorados, hechos en madera de acacia.
Dentro del Santo se encontraban el Altar de Inciensos o el Altar de Oro, La Mesa de Panes de la Proposición y diez Menoráhs, todas hechas en oro. En el Patio de los Sacerdotes se encontraba el Altar de Ofrendas, hecho en bronce y el Mar de Bronce, ubicado en el sureste. De hecho, este objeto era una gran bañera colocada encima de 12 figurinas en forma de toros de bronce, orientados con las cabezas hacia los cuatro puntos cardinales. Al Mar de Bronce lo utilizaban los sacerdotes que se lava-ban antes y después del ritual. Había diez otras bañeras de bronce más pequeñas, ubicadas cinco en cada lado de la entrada y utilizadas para lavar a los bichos sacrificados.
Se sabe muy bien que el Templo ha sido el centro religioso de las 12 tribus de Israel y que es parte importante de la historia de esta nación. Apenas después de la caída del Reino de Judá algunos han penetrado al Templo cometiendo robos, existieron reyes que tenían fe y lo cuidaron y evitaron tal vez que no sufrió cambios mayores en su estructura general.
Algunos de los reyes han decidido de sacar objetos santos del Templo, por ejemplo el ha sustituido el Altar de Ofrendas hecho en bronce por otro similar a uno de Damasco, este cambio se hizo para tener mejores relaciones con los asirios. Fue el mismo rey Ajaz que sacó el Mar de Bronce y las otras bañeras, incluso los soportes. Con motivo de purificar el Templo, el rey Ezequías ha decidido sacar la serpiente Nehustan, hecha en bronce por Moisés, transformada en ídolo por los hebreos, contrario al Primer Mandamiento de Dios.
Tras el declino del Reino de Judá, las épocas en las cuales el Templo ha estado en la atención de los reyes no han sido largas y no se ha realizado una conversión real del pueblo hebreo, la gente volviendo a las prácticas religiosas sincretistas, acelerando así la caída del estado y la demolición del Templo de Solomón.
En 587 antes de Cristo los ejércitos de Nabucodonosor II entraron en Jerusalén y robaron todo lo que se podía robar de la ciudadela y del Templo, destruyéndoles posteriormente. Los objetos santos del Templo, incluso los vasos y los adornos de oro y de plata fueron llevados en la ciudad de Babilón y este es el momento en el cual desapareció el Arca de la Alianza con las tablas que tenían grabadas los Diez Mandamientos, sirviendo de conexión entre Dios e Israel. Las letras sagradas escritas en el triángulo de oro que se encontraba en la novena bóveda fueron borradas por los masones poco tiempo antes de la invasión de los ejércitos de Babilón.
Después de la muerte de Nabucodonosor II en 562 antes de Cristo, Neriglisar y 4 años después por Nabonido, al final de estos reinados Babilonia cayó bajo Ciro, el rey de Persia, en 538 antes de Cristo, quien lideró la combinación de los ejércitos de Media y Persia.
Tras esa conquista, dos años más tarde, Ciro decretó la libertad a todos los judíos cautivos para que volvieran a su patria reintegrándoles en sus haciendas e intereses y disponiendo la reconstrucción del Templo de Solomón. Ciro entregó el gobierno de Judea a , un noble hebreo, el hijo de y nieto del rey Jechonias de la línea directa de Saúl, David y Solomón.
Otra leyenda masónica está basada precisamente en la libertad concedida por el rey Ciro a los judíos a petición de Zorobabel, y en la edificación del segundo templo. El simbolismo de esta leyenda se explica por la reunión de los israelitas, que para dedicarse con seguridad a los trabajos de edificación del segundo templo, manejaban las herramientas con una mano, a la vez que tenían constantemente la espada en la otra, para hallarse dispuestos a combatir y defenderse en cualquier momento en que se tratara de atacarlos o sorprenderlos.
Tras el retorno del cautiverio y con el liderazgo de Zorobabel se hicieron los arreglos para reconstruir el Templo desaparecido hacía ya más de setenta años. Primero se levantó y dedicó el altar de Dios en el punto exacto donde se encontraba su predecesor. En el segundo mes del segundo año (535 antes de Cristo) se pusieron los cimientos del Segundo Templo.
Los trabajos de reconstrucción se retrasaron y eventualmente se suspendieron por la acción de los samaritanos que propusieron colaborar en los trabajos, oferta que fue denegada por Zorobabel junto con el consejo de ancianos con motivo de que Judea debía construir el Templo sin ayuda externa. Tras este rechazo los samarita-nos sabotearon la reconstrucción mandando quejas al Rey Ciro.
Siete años más tarde el rey Ciro muere y es sucedido por su hijo . Tras lo cual el trono fue ocupado por pero solo por siete u ocho meses y por último ascendió al trono Darío I y en el segundo año de su reinado se retomaron los trabajos de reconstrucción del Templo hasta su finalización.
En la primavera de 516 antes de Cristo, veinte años después del retorno desde el cautiverio en Mesopotamia, el Templo estaba listo para su consagración y fue terminado por completo en el sexto año del reinado de Darío I.
No hay detalles sobre el aspecto y las dimensiones del nuevo templo, se supone que han sido respectadas las proporciones del antiguo. Los judíos mayores que conocían el antiguo Templo de Solomón expresaron nostalgia al ver el nuevo templo, se puede deducir que el segundo era más humilde pero es posible que el texto de esta leyenda sea escrita en una etapa intermediaria de la reconstrucción y que la nostalgia ha sido expresada muy anterior a la finalización de los trabajos.
Aunque no tenía el esplendor del primero Templo, el segundo ha tenido el mismo papel en la historia del pueblo judío y en el paso del tiempo ha sido adornado con piezas nuevas.
La reconstrucción del Templo 70 años después de su destrucción con fuerzas y recursos mucho más pequeños que los disponibles en el tiempo del rey Solomón y por el esfuerzo del pueblo judío que se encontraba en una situación económica difícil nos enseña una nueva prueba que la unión hace la fuerza, y que una nación que tiene fe y respeto para sus valores y tradiciones y que aprende de los errores cometidos en su pasado nunca perderá su dignidad y seguirá teniendo fuerza en los siglos venideros.
Fuente: Revista Zenit, editada por el SCG 33º para España