Si hablamos de un monje shaolin todos sabemos más o menos a que nos referimos. Es decir, monjes con atuendos blancos y naranjas, cabeza afeitada y con un gran dominio del Kung Fu. A grandes rasgos es esto lo que se nos viene a todos a la mente pero esta vez nos vais a acompañar a visitar su templo, el original, de donde surgió todo y a la vez conoceremos un poco más de sus historia.
El templo en sí mismo es un templo más dedicado al budismo hasta que en el año 527 llegó un monje procedente de la India. El monje se llamaba Bodhidharma y fue gracias a él como la historia de los Monjes Guerreros de Shaolin comienza.
Los monjes pasaban mucho tiempo meditando sin moverse y esto a la larga acarreaba dolencias físicas que se hacían más intensas con el paso de los años. Se dice que Bodhidharma desarrolló una serie de 100 movimientos con el objetivo de mejorar el estado físico, la salud y la meditación.
En aquella época era muy común el ataque de bandidos y ladrones a los templos buscando comida y algún objeto valioso y lo que en principio comenzó por ser un simple ejercicio para la salud se fue convirtiendo en una técnica de auto defensa.
A todos ellos se les fueron poco a poco incorporando otros monjes que ya tenían conocimientos de algún arte marcial y aportado a su vez más movimientos y técnicas al recién iniciado Kung Fu de Shaolin.
Al parecer, durante un cambio de dinastía en China ocurrió un suceso que a la larga sería el que definitivamente consagró al Templo de Shaolin como uno de los templos budistas y de artes marciales más importantes de la región y del país. Li Shimin, hijo del emperador Li Yuan, fue capturado en Luoyang, en una expedición. Cuando la noticia llegó al Templo Shaolin, trece monjes fueron enviados a Luoyang para rescatar al príncipe. Tras el rescate, los monjes ayudaron a Li Shimin a hacerse cargo de la ciudad.
Una vez que el príncipe se convirtió en emperador, recompensó a los monjes de muchas maneras: dándoles tierras y una placa para inmortalizar la historia. También autorizó a entrenar a más de 500 monjes guerreros para que pudieran ser convocados si el país estaba en peligro. Durante la dinastía Tang, los monjes guerreros combatieron en los campos de batalla con el kung fu que practicaban en el Templo.
Debido a sus servicios en las futuras batallas que las diferentes dinastías se fueron encontrando el Templo floreció más aún, tanto que se le otorgó el nombre de “el templo número uno bajo el cielo”, cosa que contribuyó también la ubicación, ya que se encuentra en uno de los 5 picos sagrados de China.
Bueno chicos, hasta aquí este poquito de historia y ahora venid con nosotros a visitarlo.
Al bajar del autobús no recibe esta estatua de un monje y detrás de ella vemos el pórtico con el nombre del Templo grabado en una placa.
Donde esta toda esa gente reunida hay una exhibición de los niños que entrenan en el Templo y la verdad que es bastante espectacular. A los lados hay varias tiendas de souvenirs para los turistas donde podemos encontrar desde pequeños Budas hasta lanzas y espadas.
Las acrobacias que hacen la verdad es que son muy impresionantes.
Esto que hemos visto primero es quizás la parte más comercial del Templo Shaolin. Ahora podemos coger un pequeño tren eléctrico para que nos lleve al verdadero edificio del templo que está un poco más alejado de todo esto. A mi me recordaba mucho a las películas de artes marciales que veía de pequeño así que me la pasé en grande.
Hay varios edificios en el complejo y en todos hay algo que seguro os llama la atención y si encima os gusta la fotografía….
En la plaza hay muchas losas de piedra con inscripciones que creo que son enseñanzas de los múltiples abades que ha tenido el templo pero no estoy seguro.
Vamos a entrar en el Salón Principal y en el centro de las escaleras nos encontramos con esta piedra tallada con dragones igual que habíamos visto en Beijing en la Ciudad Prohibida.
Aquí el suelo tiene unos hoyos de unos 20 cm. más o menos dispersos por toda la sala y nos contaron que son las huellas que los monjes han dejado con el paso de todos estos años practicando Kung Fu aquí dentro.
Las paredes están decoradas por pequeños dibujos que reflejan pedazos de la historia del monasterio.
No dejen de mirar los tejados porque siempre habrá algo interesante
Se me olvidaba, en este salón hay un monje al que se le puede dar un donativo y te da una especie de documento donde refleja tu nombre y la aportación que has hecho. Nos dijeron que gran parte de las donaciones son para mantener a todos los niños que tienen allí y que recogen de los alrededores al ser abandonados. Según parece los campesinos de la región son bastante pobres y a veces no se pueden permitir ni siquiera alimentar a un hijo… Super triste… Así que por si acaso sea verdad nosotros dejamos una donación.
Después el camino nos lleva a atravesar un pequeño arroyo y llegamos al Bosque de las Pagodas. Una pagoda por cada abad del templo y hay algunas muy curiosas y otras muy viejas que apenas se sostienen en pie todavía.
Todo el templo Shaolin junto con el Bosque de las Pagodas está declarado Patrimonio de la Humanidad desde el 2010. Es una visita fantástica que hay que hay que ir si estan en Louyang.
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