Revista Mundo animal

El tenebroso cáncer del diablo de tasmania

Por Alvalufer

Desde hace unos años  el caso que hoy traigo se ha convertido en uno de los ejemplos más recurrentes en biología de la conservación. Allá por los 90 un cáncer difícil de comprender comenzó a hacer estragos en las poblaciones de diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii). Durante años se temían lo peor, los animales morían irremediablemente, pero más allá de las medidas llevadas a cabo lo que más capta mi atención en este caso es la naturaleza de la enfermedad. No es un virus, no es ambiental…es una especie de cáncer que funciona como las “infecciones” en las pelis de zombies, un cáncer que se injerta de individuo a individuo, ahora veremos algo más. El caso en cuestión me ha recordado a otros ejemplos más cercanos como nuestro lince ibérico en los que dadas las bajas poblaciones y la escasa diversidad genética cualquier hecho que haga acto de aparición puede ser dramático y hacer saltar todas las alarmas.

El tenebroso cáncer del diablo de tasmania

El diablo de Tasmania es el marsupial carnívoro más grande de los que nos quedan -también el más amenazado-, es endémico de Tasmania, isla al sur de Australia popularizada por el personaje de dibujos animados de la Warner (que por cierto también popularizó a la especie).

Voy a omitir desagradables fotos de los animales enfermos, el que tenga ganas de ver algo feo que lo mire. La historia comienza en 1996, cuando empezaron a encontrar animales muertos a causa de un tumor que se manifestaba en su región bucal y cuello. El primer caso fue una hembra, a partir de ella la enfermedad se  ha ido transmitiendo y cambiando levemente incluso conociéndose ya  diferentes subclones. Tiene una capacidad de contagio enorme,en pocos meses hay metástasis y el animal muere, eso sí, suelen morir de hambre al no poder comer por tener deteriorada la región bucal. Solo pensarlo se me descompone el cuerpo.

El tenebroso cáncer del diablo de tasmania

Estos animales se contagian directamente debido a sus pautas de comportamiento a la hora de la cópula o cuando se dan encuentros entre individuos que compiten por la misma comida. Suelen atacarse al cuello, se  muerden, y es aquí, por culpa de este comportamiento tan poco gestual pero bastante contundente,  cuando se transmiten el cáncer célula a célula, es decir, el mismo cáncer ahora pasa a estar en otro organismo y se multiplica. El cáncer ha ido injertándose de un individuo a otro, como si fuera un injerto de un limonero en un naranjo. El hecho de que aparezca siempre en los mismos sitios es porque siempre se muerden en los mismos sitios, imagino que si se mordieran en otras regiones del cuerpo pues allí crecerían. No es que esas partes del cuerpo tengan un defecto o algo en especial.

Los tumores suelen tener tasas de mutación muy alta, sin embargo, esto no acontece en nuestro caso del diablo de Tasmania. Su éxito reside en el complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) de este mamífero. Cuando se ha realizado el trabajo genético con la especie se ha descubierto una baja diversidad de MHC, así que el tumor no necesita mutar para triunfar, el MHC del tumor y del individuo hospedador del tumor es común, con lo que el sistema inmune de éste no es capaz de rechazarlo. Un panorama poco optimista, y una lástima que la diversidad  genética de la especie sea tan baja desde hace más o menos un siglo. Es lo que siempre nos han dicho en clase, que una baja diversidad genética en especies amenazadas es un problema porque tienen menos margen de respuesta ante aquello que surja. Imaginad una epidemia, si todos los individuos son muy parecidos en su composición genética su abanico de respuestas adaptativas a esa epidemia es el que es. A mayor variabilidad genética mayor capacidad de respuesta y mayor capacidad evolutiva.

¿Qué medidas conservacionistas se han hecho? Tomar animales sanos de una región afectada por la enfermedad  siguiendo la idea de que si siguen sanos es que quizás sean inmunes. Otra línea de actuación es que ya que conocen el genotipo de un gran número de animales salvajes sanos, pueden seleccionar un subconjunto de tamaño a elegir para aumentar la frecuencia alélica que nos interesa.

Yo creo que al final lo salvarán, ese animal debe ser allí un emblema en el que habrán invertido todos los cerebros y dineros necesarios, tiendo a ser optimista y confío en la ciencia y las capacidades de los profesionales para hacer este tipo de trabajos.

 


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