Valle de Noto
El 11 de enero de1693 Sicilia oriental fue golpeada por uno de los terremotos más grandes de la historia moderna. La crónica de la época describía el hecho como devastador; la intensidad del terremoto fue de XI grados de la escala Mercali: destrucción absoluta.Los historiadores cuentan que los daños aumentaban progresivamente desde Taormina a Siracusa, alcanzando el máximo en Noto y Avola, donde nada se había salvado.
Después del terremoto, la reconstrucciónRestos de construcciones griegas, romanas, bizantinas, árabes y aragonesas corrían el riesgo de desaparecer. El gobierno español se sintió forzado a intervenir urgentemente y con grandes sumas de dinero.En la zona del volcán Etna centros enteros fueron casi íntegramente reconstruidos (Catania, Aci San Antonio, Aci Catena, Belpasso, etc.) según el estilo arquitectónico del momento: el barroco. Trabajaron los mejores arquitectos sicilianos: Vaccarini, Battaglia e Ittar, quienes realizaron indiscutibles obras maestras de arquitectura “settecentesca”.
Los restos de siglos de historia que sobrevivieron al terremoto fueron englobados en estructuras barrocas. Un clásico ejemplo es el ábside de la catedral de Catania, los portones góticos diseminados por todas las ciudades y los restos romanos dispersos por el campo.Para observar las netas diferencias del “antes” y el “después” hay que recorrer pueblos cercanos al Etna: en el Sudeste, Belpasso y Randazzo, y al Noroeste, Acireale y Bronte, para descubrir las diferencias urbanísticas y arquitectónicas. A las anchas calles de Belpasso y Acireale, ampliamente afectadas por el terremoto y reconstruidas, se contraponen las estrechas callejuelas de Randazzo y Bronte, situados lejos de la costa, a mayor distancia del epicentro del cisma.