Las células durmientes aparecen para propagar el caos y el odio, donde el terrorismo islámico se transformará en repulsa a aquellos justos que paguen por pecadores. El mundo rinde homenaje a la libertad de expresión y de información a través de #JeSuisCharlie.
Languidecen las grandes potencias ante el terrorismo. Mucho se había avisado de lo que podía pasar sino se adoptan mayores medidas ante la nueva Guerra Santa. París ha sufrido una marca de sangre, un diario alemán ha sido incendiado… y aquí en España, Rajoy habla de tolerancia y respeto, nada sobre medidas o intensificar los controles a sospechosos de células durmientes. ¿Qué más se necesita para saber que somos uno de los mayores objetivos? Nos llaman colonia, reclaman Al-Andalus, pero sus mapas se extienden hasta las faldas de los Pirineos como territorio propio.
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En el norte de África se preparan ejércitos, y los pequeños grupos terroristas se alían unos con otros. Puede que todavía no sean muchos, pero teniendo en cuenta que un soldado español en pleno campo de batalla no puede disparar aunque le estén tiroteando hasta que un comandante, si hay suerte que esté despierto o disponible, le de permiso para disparar… pues, lo llevamos claro.
Se sabe que hay objetivos en varias ciudades de Europa. Que estos ataques terroristas continuarán. Pero, la tragedia se puede tornar dentro de los propios países occidentales por la apología al odio que se está generando entre las tres grandes religiones. Son muchos los musulmanes que ha salido a reivindicar que, lo que estos sujetos cuyo cerebro ha sido lavado, no representa para nada la religión musulmana. La pena es que al final, acaban pagando justos por pecadores.