Hace muchos años escribí este poema y estos días lo han traído a mi memoria.
Tan actual como hace veinte años, hay cosas que no cambian.
El terrorista
Ha salido a matar y vuelve tarde.
Oculta en la maleta la máquina asesina.
El calor de la tarde está húmedo de sangre:
muchos cadáveres expiran a tus espaldas,
es tu cosecha de segador de vidas.
Tu corazón no se espanta del suceso.
riega tu cuerpo la emoción del miedo.
Bailan tus ojos al ritmo de los estampidos:
una lenta escena de una mala película,
caen los muertos mojando de sangre el asfalto.
Huyes, la policía te persigue;
pero hay refugios impermeables
a las tormentas de sangre.
Gotas de sangre resbalan
por las hojas de los periódicos,
algún animal ferozmente humano
las sorbe poco a poco, las saborea.Jesús Marcial Grande Gutiérrez