Revista Creaciones

El tesorero

Por Masqueudos

Pongamos que os llaman un día desde el Ayuntamiento de una ciudad ficticia, llamémosla Zalamanca. Os llaman un día y al descolgar el teléfono una voz profunda y oscura os dice (silencio tenso):

– Soy el TESORERO.

Echaos a temblar porque no va a traer nada nuevo esa llamada. Voy más allá: imaginaos que el tesorero del Ayuntamiento de Zalamanca insiste en que no quiere pagaros una factura porque, según sus palabras:

– Esto no está bien. Usted ha sido contratada para realizar una actividad profesional y no es una profesional.

Y tú piensas que te está insultando hasta que caes en la cuenta de que no se refiere a ti como persona sino a tu epígrafe del IAE. Y te calmas un poco pero el tesorero amenaza con no pagarte y entonces como no sabes por dónde salir por más que te explicas y te explicas acabas diciendo absurdeces:

– Pero si los cuentos eran buenos! Además que había mucha gente! Lo hice porque lo dijo mi gestor!

Y él que no entiende lo que dices ni quiere escuchar nada se defiende donde duele:

– Pues voy a llamar a Hacienda a ver qué opina.

Y tú te enfadas y le dices amablemente que llame a quien quiera – en serio- y que te cuente pero por dentro estás temblando porque oyes ese nombre y te caes para atrás.

Total que llamas a tu gestor y te dice que no te preocupes y que tú has hecho las cosas bien y que qué le pasa a ese hombre y estás más tranquila cuando te llama por la otra línea y al descolgar pues te cuenta que Hacienda piensa lo mismito que él y que no te va a pagar.

Y cuando estás a punto de saltar se te ocurre decirle:

– Mire, si no le importa me dice su nombre y un teléfono al que le puedan llamar mis gestores porque creo que se va a entender mejor con ellos.

Y entonces te suelta:

– Que me llamen a este teléfono, y pregunten por mi, por el Tesorero.

Y ahí ya no sabes qué pensar, joder, le tienes que caer fatal porque no es capaz de decirte ni el nombre, si los cuentos eran buenos, tan poco profesional le ha parecido esto al Tesorero? Tan enfadado está porque no encuentra suficientemente serio tú epígrafe de Hacienda? Tan difícil es entender que contar cuentos es también trabajar? 

La historia termina bien.

Termina bien porque cuando te cansas del sistema tienes que ir contra él y ponerle mucho humor así que al día siguiente te plantas en el Ayuntamiento y preguntas por el “Tesorero” con mayúsculas y descubres que tiene nombre y que se queda blanco cuando pasas a su despacho y le sonríes y le dices con mucha tranquilidad que has ido personalmente a visitarle porque no entendías bien sus argumentos y has dormido mal y cada uno de estos pequeños contratiempos para un pequeño emprendedor como tú, a la vez empresario y a la vez profesional, son un gran impedimento para poder seguir hacia adelante. Y ya no sabes si es por el rollo que le estás soltando con una sonrisa en la boca o porque no tiene tiempo para perderlo escuchando tus incongruencias o quizás porque no te esperaba y menos en persona cuando todo el mundo grita por teléfono o insulta por correo y vas tú allí a su despacho y le sonríes mucho, muchísimo, y le dices que te lo explique con calma porque quieres hacer las cosas bien, siempre bien.

Y es entonces cuando te dice que está todo arreglado y que no habrá más malos entendidos y sales de ahí como si fueras una auténtica… profesional.


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