Revista Opinión

El tiempo corre en contra de ETA

Publicado el 22 marzo 2010 por Javiermadrazo

En mis últimos posts y artículos de opinión he manifestado mi convicción en la sinceridad de la apuesta de la izquierda abertzale, histórica o no, por las vías exclusivamente políticas y democráticas. Del mismo modo, he reconocido mis reservas en relación con el papel de ETA en este proceso, en gran medida por el pulso interno que mantienen sus dirigentes sobre el futuro de la organización armada y la superación definitiva de la violencia, por y para siempre, y sin condiciones.

La izquierda abertzale ha llevado a cabo, en los últimos años, una larga travesía que le ha conducido al mismo puerto que la sociedad vasca llegó mucho tiempo atrás; no sé si ha interiorizado plenamente el compromiso con la paz y el respeto, sin matices, a los derechos humanos, pero sí ha asumido la inutilidad y el agotaniento de la violencia. ETA, sin embargo, no ha evolucionado al mismo ritmo y, por ello, sus dirigentes se encuentran en una encrucijada vital y no han decidido todavía qué dirección deben tomar.

Por un lado, no pueden desautorizar a la izquierda abertzale porque saben que sin un referente político se convierten automáticamente en una banda de gangsters. Por otro, hay voces en su seno que se resisten a admitir el fracaso de tantos años generando dolor y sufrimiento para no obtener finalmente ningún rédito político y no ser, ni tan siquiera, interlocutores legítimos frente el Estado. Aún no han comprendido que tras el fallido proceso de Loiola las cosas no volverán a ser nunca iguales.

En este contexto, el último comunicado de ETA es, en mi opinión, un documento de consumo propio, que pretende compatibilizar el aval a la línea estratégica de la izquierda abertzale con el mantenimiento de la autoridad y liderazgo de la organización armada. Me consta que serán muchas las declaraciones que descalifiquen las palabras de ETA, y coincido plenamente con quienes las consideran insuficientes, pero aún así creo que esta vez reflejan, de algún modo, el desconcierto de quienes sienten que su fin está próximo.

ETA sabe que la apuesta de la izquierda abertzale por las vías políticas y democráticas no tiene marcha atrás y sabe, igualmente, que la violencia es incompatible con la Declaración de Alsasua y los Principios Mitchell. Por tanto, sabe, en última instancia, que su supervivencia amenaza la supervivencia de la izquierda abertzale o bien implica una ruptura definitiva entre ambas estructuras, hasta ahora llamadas política y militar, lo que abocaría a ETA un callejón sin más salida que su desarticulación policial. Les toca ahora decidir, pero el tiempo corre, y mucho, en su contra.


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