Revista Coaching

El Tiempo en plural

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

El Tiempo en plural

Considerar que el Tiempo solo es una cuestión de longitud vital constituye un pobre reduccionismo a la hora de lograr su mejor aprovechamiento, especialmente cuando pretendemos gestionarlo exitosamente sin contemplar el resto de sus facetas, que son las que lo convierten en plural.

El Tiempo es en singular cuando lo medimos en años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos, pues todos representan fracciones de una dimensión igual. Desde esta visión, la singularidad del tiempo solo es gramatical pues lo medido es todo similar y por tanto genérico, al no distinguir ningún tipo de calidad.

Pero si aceptamos que el Tiempo es algo más que lo que medimos cuantitativamente y llegamos a valorarlo también por su calidad, entonces comenzaremos a cualificarlo distinguiendo unos de otros momentos y no en función de su duración sino de su aportación a nuestra felicidad, lo que nos llevará a considerarlo como plural. No será el Tiempo sino los Tiempos, que vendrán determinados cada cual por su cualidad.

Cuando somos capaces de apreciar que no vale por igual un momento de aburrimiento que otro mismo de goce y bienestar, entonces estamos en disposición de gestionar nuestro Tiempo manejando un reloj que además de las horas incluya la satisfacción en su dial. Satisfacción no entendida en su acepción exclusivamente lúdica, sino como resultado de todo aquello que hacemos y contribuye a conseguir lo que queremos lograr. En este sentido, podríamos decir que hay Tiempos de sacrificio que también nos pueden generar bienestar.

En particular, yo vivo ahora muchos de estos Tiempos determinados por mi proyecto vital Marathon-15% cuando, al entrenar intensamente, sufro como el que más pero a la par disfruto por hacer lo que debo hacer para intentar lograr mi récord particular, detrás del cual no dudo que se encontrará el esfuerzo pero nunca la casualidad.

Además, percibo que ahora mis Tiempos son muy diversos y pese a la necesidad que sigo teniendo de programar todas las partes del día para lograrme organizar, tengo la percepción de que no todas me valen igual. Por ejemplo, ese segundo primero tras finalizar dos horas de carrera en pendiente tiene un sabor muy especial, pues libera a mi corazón de la exigencia militar de latir desenfrenadamente hasta ese final. Algunos tiempos vienen marcados por la dualidad que enfrenta el esfuerzo con el relax y así detrás de cada esfuerzo intenso aparece la sensación de calmada serenidad para compensar.

Tratar el Tiempo en forma singular puede llevarnos a una equivocación existencial pues, si nuestra orientación vital es la de solo disfrutar, todo él tenderá a llenarse de momentos placenteros sin buscar los otros que necesariamente debemos abordar en compensación de aquellos cuyo cariz habitualmente no nos suele gustar.

Ser feliz no es una cuestión de continuidad, sino de alternancia en el Tiempo plural de una vida que siempre debemos esforzarnos en equilibrar…

Saludos de Antonio J. Alonso


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