El tiempo entre costuras
de María Dueñas
El tiempo entre costuras no es el tipo de libro que solemos reseñar en el blog, pero como dijimos hace tiempo, hay mucho mundo más allá de la literatura juvenil. Esta novela no me había llamado especialmente la atención cuando salió, pero me lo recomendaron con tantas ganas que decidí leerlo en cuanto tuviera la oportunidad. Y suerte que lo hice, porque El tiempo entre costuras es uno de los mejores libros que he leído últimamente, y su autora, María Dueñas, un magnífico descubrimiento.
La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. El tiempo entre costuras es una aventura apasionante en la que los talleres de alta costura, el glamur de los grandes hoteles, las conspiraciones políticas y las oscuras misiones de los servicios secretos se funden con la lealtad hacia aquellos a quienes queremos y con el poder irrefrenable del amor.
En una palabra: brillante. María Dueñas ha realizado un magnífico trabajo de documentación (todo incluido en la bibliografía) y ha conseguido una novela que fascina por su realismo. El lector puede ver, a través de los ojos de Sira, lugares tan diversos como Tetuan, Tánger, el Madrid de la postguerra o Lisboa, y sentir todo cuando pasa por la cabeza y el corazón de la protagonista.
Por ahí he leído que esta es una novela femenina o de amor. En cierto modo puede serlo, pero es mucho más. En palabras de María Dueñas, El tiempo entre costuras es "una novela de superación personal, una novela colonial, una novela de amor, una novela de conspiraciones históricas y políticas, y una novela de espías".
Uno de los puntos fuertes de este libro son sus personajes. Todos distintos, con personalidades y formas de hablar particulares, todos con una historia a sus espaldas aunque se trate únicamente de personajes secundarios. Los personajes son humanos, con sus defectos, sus virtudes, sus secretos y sus temores. Incluso la protagonista, a quien es difícil bajar de su pedestal en la mayoría de las novelas, se descubre como alguien completamente imperfecto.
Al realismo que aportan los personajes se suman las pequeñas y camufladas dosis de historia. Y digo camufladas porque a menos que te intereses por el tema, es posible que no sepas si personajes como Beigbeder, Rosalinda Fox o Alan Hillgarth existieron realmente; y no sólo eso, sino que la novela, aunque por supuesto inventa cosas, se adapta a los caracteres y acciones de estos personajes históricos.
En cuanto al estilo, diré que María Dueñas ha conseguido enamorarme, incluso habiendo leído la versión en catalán. Ha logrado eso que todo buen escritor debe buscar: un gran equilibrio entre descripción, narración y diálogo, con lo que a su vez consigue un ritmo casi excelente. Y eso es mucho decir para un libro de 700 páginas. Con un estilo ni demasiado recargado ni demasiado simplón, Dueñas te mete de lleno en la historia. En este punto, tengo que decir que me han cautivado especialmente los diálogos. Cada personaje tiene una forma distinta de hablar, según sus orígenes y su carácter, y eso no es algo de lo que puedan presumir todos los novelistas.
Resumiendo: leedla. Ya. He dicho.
Historia:
Personajes:
Estilo:
Ritmo:
Opinión:
Lo mejor: Los personajes y el estilo de la autora.
Lo peor: Nada. Y he estado pensando... Pero no hay nada, a mi gusto, que sobre o sea negativo.