Uno de los mayores éxitos editoriales de los últimos meses ha sido, sin duda alguna, el de la desconocida María Dueñas con su primera novela El tiempo entre costuras. Día tras día, acudían personas a la librería y nos contaban maravillas del libro. Pronunciaban con fervor las palabras “maravilloso”, “buenísimo” y “precioso”. Estas opiniones no cayeron en saco roto y decidí que tenía que leerlo y así poder dar mi punto de vista. Quizá me pasara como con cierta novela francesa y no me gustara lo más mínimo…
La joven modista Sira Quiroga abandona el Madrid convulso de los meses previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Con él se instala en Tánger, una ciudad exótica y vibrante donde todo puede suceder. Incluso la traición. Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados. A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes –Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth– que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.
Quizá porque todas las personas que me la habían recomendado eran mujeres, tenía una idea preconcebida de la novela muy equivocada. Había leído muy por encima la sinopsis y tan sólo había retenido palabras como “amor”, “traición” o “superación”. Por ello pensé que El tiempo entre costuras iba a ser un “dramón”, la historia de una mujer sufridora y de todas las penurias que pasó en Marruecos. No podía ir más desencaminada. La novela comienza con Sira, la protagonista, enamorándose perdidamente de un caradura y largándose con él a Tánger, dejando toda su vida y su familia atrás. Pero a partir del momento en que, por circunstancias superiores a ella, tiene que viajar a Tetuán, la trama toma un giro muy distinto. La joven modista consigue tras mucho esfuerzo montar una pequeña casa de costura en la ciudad. A ella, pronto comienzan a acudir las mujeres de los personajes más poderosos de la zona. La historia de Sira se entremezcla con la de una España en plena Guerra Civil y con tramas políticas entre pro-alemanes y pro-ingleses.
Quisiera resaltar un personaje de entre todos: Rosalinda Fox. Tras leer la novela e investigar un poco por Internet, me enteré de que ella en realidad existió y que toda su implicación en asuntos diplomáticos durante la época tuvo mucha importancia. Un personaje histórico impresionante y de la que nunca en mi vida había oído hablar. El resto de personajes de la novela, de ficción o no, tampoco tienen desperdicio. Todos están perfectamente definidos y actúan en consecuencia. La matutera, Beigbeder o Félix son grandes personajes que tardaré en borrar de mi memoria literaria.
Los lectores (o eso parece) poco a poco han hecho que esta novela sea un éxito y sin duda se lo tiene merecido. Quizá, si le tuviera que poner un pero, le quitaría el epílogo. Si tenéis ganas de adentraros en una historia de aventuras, intriga y espías, no dudéis en leer la novela de María Dueñas. Totalmente recomendada por mi parte.
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Título: El tiempo entre costuras
Autor: María Dueñas
Editorial: Temas de Hoy
Págs: 637