¿EL TIEMPO ES DINERO? Análisis del culto a la velocidad de la sociedad moderna.

“El tiempo es dinero”.

-Benjamin Franklin.

Si el tiempo es dinero, como afirma la famosa frase de Benjamin Franklin, ¿entonces es correcto obsesionarse con el tiempo y, como consecuencia, del dinero?

Tenemos que echar un vistazo hacia el pasado para darnos cuenta que hemos cambiado nuestra percepción hacia el tiempo libre.

Antes de la revolución industrial, las personas tenían bastante tiempo libre que utilizaban para la ociosidad. Además, los sábados y domingos no se trabajaban por ley religiosa.

Los empleos eran diferentes. No existían mega-empresas que te hacían trabajar ocho horas o más. Los trabajos eran simples, sencillos. Como zapatero, agricultor, sastre, maestro, cocinero. Cabe mencionar que sus horarios eran cortos (de dos a cuatro horas) y se ajustaban a la temporada del año.

Lo que ocurrió después fue, desde mi punto de vista, una tragedia. La revolución industrial y nuestro culto a la velocidad cambiaron al mundo, dejando huella permanente

El culto a la velocidad es nuestra admiración y necesidad por los resultados inmediatos. Ya no somos capaces de esperar diez minutos a que cargue un video de youtube, porque creemos que es una pérdida de tiempo. Ya no soportamos que en McDonald’s nuestro pedido se retrase. Lo queremos todo rápido. Tenemos un culto a la velocidad.

Ahora vemos al tiempo libre como un enemigo. Decimos que la ociosidad es la madre de todos los pecados y alabamos a las personas que se la pasan horas trabajando.

Lo que no vemos es que estamos llegando a un punto de quiebre. El estrés nos ha invadido gracias a la presión que tenemos en nuestro trabajo, en la escuela y hasta en el hogar.

Pero yo me pregunto: ¿Por qué estamos estresados? ¿Por qué siempre tenemos prisa? ¿Por qué nos sentimos inútiles cuando no tenemos empleo? ¿Por qué nos sentimos culpables cuando hacemos actividades de ocio? ¿Por qué el tiempo es dinero, y por qué eso es bueno?

Reflexiona. Estamos desesperados, hacemos todo rápido pero no sabemos qué hacemos. Corremos pero no sabemos hacia dónde.

Cuando comenzó la revolución industrial, en Inglaterra había fábricas donde las personas trabajaban 16 horas. Era una locura. Una completa explotación. Además era mal pagada. Los dueños se dieron cuenta que eran mejor las máquinas que los humanos y comenzó el desempleo y la falta de oportunidades. Esto pasa aún en el siglo veintiuno

Ahora competimos entre nosotros por un empleo que no queremos para conseguir dinero que no tenemos tiempo de gastar.

Dejemos el culto a la velocidad. Aprovechemos el tiempo libre para vivir sin estrés.

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