Revista Empresa
El tiempo estival siempre nos da la oportunidad de descubrir nuevos mundos, nos permite disponer de la serenidad y el tiempo necesarios para sentarnos a leer libros que a lo largo del año no podríamos abordar. Este verano me he sumergido en el universo de la Compañía de Jesús. Chris Lowney, quien abandono en 1983 la orden para comenzar a trabajar en JP Morgan -donde trabajo diecisiete años como director administrativo- y que en la actualidad trabaja como consultor en New York, nos ofrece un análisis de los principios de liderazgo que han guiado durante cinco siglos a la organización.La Compañía de Jesús es una de las firmas más exitosas del mundo, es la única orden que sigue creciendo, que está implantada en todos los países y que ha ofrecido consejo y apoyo a los órganos y personas más influyentes en todo el mundo. Fue la primera organización que formó a sus propios líderes y que hizo un exhaustivo estudio sobre el modo de adquirir las cualidades de liderazgo.Cinco siglos después, ¿Qué pueden aportar a nuestro conocimiento de liderazgo unos cuantos sacerdotes del siglo XVI? Desde mi punto de vista nos ofrecen un modelo de liderazgo que en la actualidad muchos ya conocemos, pero impresiona la claridad con la que es definido. El nuevo enfoque humanista del liderazgo y del reciente planteamiento del liderazgo de servicio sobre el que muchos escribimos y damos conferencias, ya estaban definidos en la Edad Media. Nuestra aportación actual quizás consista más en hacer extensivo a todos un conocimiento que hace quinientos años era exclusivo y limitado a muy pocos. En la edad media los mensajes ya estaban definidos, los medios para su comunicación no.Los modelos de liderazgo Jesuitas rechazan los enfoques que equiparan el liderazgo con la simple técnica y táctica. Afirman que: “El liderazgo nace desde dentro de la persona, que no es un acto sino un modo de vivir y que es un proceso de mejora continua que nunca termina” Apuestan por un líder, que es persona madura y que ejerce un estilo de liderazgo en función de su madurez. Insisten en el desarrollo personal del directivo para poder desarrollar con éxito su tarea de dirigir personas.Actualmente afirmamos que el liderazgo es “el arte de persuadir a la gente para que haga lo que esperamos de ella”. Los Jesuitas pensaban que la tarea del líder era: “dotar a los novicios de las destrezas para discernir por si mismos lo que había que hacer”. Según los Jesuitas La misión del líder es el desarrollo de los colaboradores ofreciendo las oportunidades de crecimiento que sean necesarias para que ejerzan su autonomía y desarrollen el compromiso que les permita ofrecer lo mejor de sí mismos. El cambio en el modo de hacer empresa, sólo será posible si el hombre crece individualmente. El camino, el sentido y la dirección para crecimiento ya estaban definidos. Actuemos como miembros de nuestra generación facilitando los medios para que llegue a todas las personas, a todas las organizaciones…, para que se entienda el modo de aplicarlo a nuestra realidad empresarial. Pongamos al servicio del avance de la sociedad nuestras competencias como profesionales del siglo XXI.