Revista En Femenino

El tiempo para conciliar el sueño

Por Felizenbrazos

Sara tiene 28 meses. En todo ese tiempo, hemos compartido habitación y cama. Lo que en inglés se denomina co-sleeping y bedsharing y en España llamamos colecho, englobando los dos términos en uno.

Para nosotros, colechar, o compartir la cama, ha tenido (y tiene) multitud de ventajas. Desde la más importante, en los primeros días de vida de Sara, cuando en mitad de la noche se atragantó con una especie de mucosidad gigante, que no la dejaba respirar, y gracias a estar durmiendo pegada a mí, y empezar a dar manotazos (no hacía ningún ruido porque no le entraba el aire) yo pude despertarme, y salvarle la vida. Hasta ayudarnos a todos a descansar. El colecho, favorece la lactancia materna. Y ayuda al descanso nocturno. Como la mayoría de los bebés maman varias veces en la noche, el hecho de no tener que levantarse a la habitación de al lado a darle la teta, facilita mucho la tarea. Si, además, compartes cama, el bebé puede mamar sin casi despertar a la madre, o con despertares más breves. Además, cuando uno de los niños está enfermo, tenerlo durmiendo al lado nos ayuda a tenerlos más controlados, y también a estar nosotros más relajados. Muchísimos padres, con niños que duermen en otra habitación, cuando están malitos se los suelen llevar a su propia cama. Yo misma sigo haciéndolo también con Lucas, la última vez ya hace unos cuantos meses, pero me lo metí a la cama, yo en el medio entre los dos peques, y a Jose lo desterramos a la habitación de Lucas. Y qué decir de esos despertares, abrir los ojos y ver la cara de mi pequeña con una gran sonrisa, o notar sus manitas acariciando mi cara. Muchas veces, en mitad de la noche, simplemente, me despierto, la veo dormir feliz, y me vuelvo a dormir.

Los hábitos de sueño de Sara han cambiado bastante en estos 2 años. De despertarse a mamar unas 6 veces por noche, a dormir casi del tirón desde hace unos meses. Y todo ello, sin forzarla a nada. Ya sabemos que los patrones de sueño de los bebés no son como los de los adultos. Lo normal es que se despierten varias veces cada noche, eso lo saben la mayoría de los padres, cuando tienes un hijo, despídete de dormir bien durante muuuchos años. Aunque hay bebés que sí duermen del tirón desde el principio, o con pocos despertares, pero no es lo habitual. A lo que iba, que ellos solos van adquiriendo sus patrones de sueño, si los dejamos, de una forma respetada. Sin tener que forzarlos ni tener que someterlos a burradas conductistas para que “aprendan” a dormir solos a base de lloros.

Del mismo modo que su patrón de sueño nocturno ha cambiado, también ha cambiado la forma en la que se queda dormida. Al principio, simplemente, se dormía mamando. Un tiempo después, necesitaba pasearla por el pasillo, mamando en la bandolera. Un verano, en la playa, nos tocaba a su papá o a mí cantarle bajito, mientras la mecíamos en brazos. Una temporada empezó a coger muñecos para abrazarlos, aunque se dormía en la teta. Y así, variaciones varias. Todo este proceso de dormir, siempre me ha llevado entre 20 y 30 minutos, y luego podía salir de la habitación y seguir haciendo cosas……hasta ahora.

Ahora necesito consejo.

durmiendo

Desde hace algún tiempo, en casa dormimos bastante mal. Entiendo que después de la muerte de Jose, las cosas han cambiado. Raro es el día que me voy a la cama antes de las 2 de la madrugada. No puedo. Me meto en la cama y sólo puedo dar vueltas, pensar, preguntarme, llorar…vamos, que prefiere quedarme despierta. Al principio, algunos días tomaba medicación para dormir, pero nunca me ha hecho mucha gracia, y menos teniendo que estar pendiente de Sara. Ahora, simplemente espero a que sea muy tarde y se me cierren los ojos de sueño, tomo alguna infusión relajante y listo. Aunque no puedo dormir muchas horas seguidas, pero por lo menos no doy vueltas en la cama. Lucas también ha tenido unas cuantas noches moviditas. A veces, después de dejarle en la cama, se levantaba media hora después, porque no se podía dormir, y le tenía que hacer una tila o algo.

Y del mismo modo, entiendo que Sara, a su manera, también ha alterado su forma de dormir. Ella, aunque no entienda el motivo por el que no está su papá, sí que sufre porque no le ve, le llama, a veces le ponemos un plato y un vaso para comer, llora porque no viene…en fin, que ella también está alterada. Y lo entiendo. Su sueño nocturno no se ha visto afectado, sólo el momento de quedarse dormida. Y desgraciadamente, eso nos está afectando a todos.

Nunca me han molestado esos 20-30 minutos que necesitaba antes para dormirse. Mientras yo dormía a Sara, Lucas se duchaba, lavaba los dientes y preparaba la cama y luego ya teníamos un ratito para estar juntos. Hay que entender, que con una niña de 2 años, el rato que me queda para hacer cosas de “mayores” con Lucas es bastante escaso. Y él también necesita mi tiempo. Y eso se traduce en tiempo a solas para los dos por las noches. Pero desde hace algo más de 1 mes, esto no es así. Sara tarda más o menos, una hora en quedarse dormida, y Lucas se enfada, y lo entiendo. Algunas noches, cuando he conseguido salir de la habitación, el pobre ya estaba en la cama e incluso, un día estaba dormido. Él necesita un rato para disfrutar de su madre, contarme cosas sin que su hermana le interrumpa, poder ver algo en la tele sin tener que parar la peli mil veces, tumbarse encima de mí a que le acaricie el pelo sin que Sara venga corriendo a quitarle el sitio…

Los ratos de la teta empezaron a ser insoportables. Mamar más de media hora, con los dientes rozándome y su fuerza de succión, me destrozaban los pezones. Le pedía que se quitase, se enfadaba, lloraba, volvía a mamar, me ponía nerviosa…. Una noche, antes de dormir le expliqué un pequeño cambio. Le dije que le iba a leer un cuento, un poco de teta solo y a dormir. Un inciso para agradecer a Almu que nos haya hecho conocer a Lulú y su orinal, Sara se lo sabe de memoria y hasta lo “lee” ella sola. Yo lo compré en Amazon y a los dos días lo tenía en casa.Podéis leerlo todo en este post.

Bueno, pues esa parte ha funcionado. Leemos el libro, mama un poquito de cada teta y luego a dormir… Pero dormir, significa, ponerse a dar saltos en la cama, o a esconderse bajo las sábanas. A veces, pocas, se tumba directamente. Y yo con ella. Es requisito imprescindible que yo me tumbe y “que me duerma”, tengo que cerrar los ojos y hacer que duermo. Y con todo esto, se nos sigue yendo casi una hora, porque no para de dar vueltas y no se duerme. Y yo no puedo moverme de allí. Y el problema sigue siendo el mismo, que Lucas me está esperando fuera. Ya he intentado explicarle que mamá tiene que salir, que mamá va a hacer cosas, que se tiene que dormir, le he reducido la siesta a la mitad, la levanto pronto y la acuesto más tarde a ver si está más cansada y se duerme antes…hasta Lucas ha intentado quedarse con ella para que se duerme, pero ella no quiere, sólo quiere a mamá. Y mamá empieza a desesperarse un poquito, estando una hora así cada noche.

Nunca me he quejado del sueño de Sara. Siempre he sido consciente que su forma de dormir, sus despertares, eran normales. A veces he estado muy cansada, otras veces, menos, pero en general, lo he llevado bien. Pero ahora, no. Necesito consejo. Sé que debo tener paciencia, y si fuera sólo por mí, lo haría, pero no puede ignorar que tengo otro hijo que quiere que salga de la habitación para estar un rato conmigo. Por favor, ¿me contáis como hacéis vosotros para dormir a vuestros peques? Eso sí, ¡¡nada que implique castigos ni dejarla llorar, eh!!


El tiempo para conciliar el sueño
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