El tierno y peligroso rostro del amor
Después de un largo día, una noche apareció
Quizás fuera un arquero con su arco
O un músico, acaso, con su harpa
Ya no lo sé...
Yo no sé nada...
Sólo sé que me hirió
Quizás con una flecha
Tal vez una canción
Sólo sé que me tocó
Que me hirió en el corazón
Y para siempre
Ardiente demasiado ardiente herida del amor.
Jacques Prévert