Prometo que lo quería evitar, pero no me he podido resistir
Y es que el periodo vacacional da tanto de sí, que no he podido reprimir el impulso de escribir acerca de algo que me ha parecido interesante compartir contigo.
Han sido unas vacaciones atípicas, ya que no las empecé pensando únicamente en desconectar totalmente como suele ser habitual; porque ya sabía que no podría. Empezaba agosto con varios compromisos, laborales, formativos, etc, mi calendario no era terreno despejado, sino que reflejaba una actividad inusual para lo que venía siendo este mes en los últimos años.
En un primer momento, es cierto que pensé en «vaya rollo», voy a tener un verano funesto…pensamiento supositorio, porque no lo ha sido en absoluto.
He vuelto a confirmar que la planificación exhaustiva carece de sentido, y aquí debo agradecer la comprensión, y también la visión, de mi mujer frente a este panorama. Mi primera reacción fue, viendo mis compromisos, intentar planificar todo lo que haríamos, para no penalizar las vacaciones del resto de la familia, pero precisamente su respuesta fue, tranquilo, ya iremos haciendo según surja. Y efectivamente, hemos hecho de todo sin necesidad de planificarlo. No nos ha hecho falta otra cosa que la claridad de ideas, tanto desde el punto de vista de definir lo que queríamos, cómo cuándo pasar a la acción. Visto ahora, cualquier planificación sólo nos hubiese añadido presión.
Otra de las conclusiones relevantes, tiene que ver con la importancia de mantener el foco en todo lo que haces. El estar a lo que estás, ya sea mientras trabajas o mientras descansas. En nuestro entorno laboral, parece que si tenemos asumidas las ventajas de mantener nuestro foco intacto. Pero en las actividades de ocio, intuyo que frecuentemente le quitamos relevancia a este hecho. Y no es así, los momentos de descanso, también deben ser plenos. Quitarse distracciones (llamadas, WhatsApp, etc) o luchar contra el típico runrún de la cabeza (con el hábito de capturar, por ejemplo), son buenas estrategias para conseguirlo.
Y esto es lo que he procurado, he tenido mis altibajos, pero en general he logrado disfrutar mucho más de mi descanso. La calidad de estos momentos ha hecho que mi agosto, con más compromisos de lo habitual, no haya sido en absoluto un desastre, y que, ciertamente, haya conseguido recargar pilas.
No hace falta decir que me llevo este aprendizaje para el resto del año, en el que, aún más si cabe, continua siendo importante la calidad de los momentos de descanso.