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Desde hace tiempo no soy asidua a la novela policiaca; lo cual no quiere decir que no la lea. Ésta llevaba meses esperando turno, y al ser muy corta, me decidí a darle una oportunidad.
Wilkie Collins es considerado uno de los inventores de la novela detectivesca en el Reino Unido, junto con Charles Dickens. Aunque a Dickens no se le conoce por sus misterios, fue el primero en usar la palabra "detective".
Volviendo a la escena del crimen; Collins engloba tres pequeñas obras bajo el título que da nombre a este libro. En ellas, encontramos asesinos, asesinados y policías. Collins juega con los detalles, haciéndolos importantes; mezcla sentido del humor e ironía, y envuelve al lector en unas historias ágiles, bien escritas, que atrapan hasta la última línea. Para ello, ayudan las epístolas entre varios personajes y la sencillez que utiliza el autor en sus diálogos.
No había leído a Collins; tampoco en la universidad. Mi curiosidad ha sanado tras estas páginas, porque, aunque no soy asidua al misterio, debo reconocer que me ha gustado.
Tras esta parrafada, os animo a leer a Collins, o si ya lo habéis hecho, os animo a adentraros en " El tiro por la culata"