Se cumplen precisamente hoy 128 años de una de las visitas más insólitas y desagradables de cuantas ha recibido Madrid en su milenaria vida. Una jornada de trágico recuerdo, en la que un inesperado tornado se apoderó de la ciudad dejando a su paso un reguero de destrucción y lamento.
Aquel miércoles primaveral amaneció como un día más, los cielos despejados y claros jamás hicieron presagiar la que horas más tarde se vendría encima. A media tarde la tranquilidad y sosiego se convirtieron en carreras desesperadas y escenas de pánico. Pasadas las seis de la tarde un ejército de nubes negras se apoderaron del cielo de Madrid. Un oscuro presagio de consecuencias impredecibles.
Aquellas primeras nubes provocaron una considerable tormenta e incluso granizó pero lo pero estaba por llegar, un tornado bautizado con el nombre de “Killer” asoló las entonces localidades independientes de Carabanchel Alto y Bajo y a la propia Madrid. Estamos hablando de un fenómeno de la naturaleza de una descomunal potencia ya que fue catalogado de F-3 lo que nos habla de vientos de entre 219 y 322 kilómetros por hora. Su paso sembró el caos y el dolor, según datos oficiales su visita provocó 47 muertos además de cuantiosos daños materiales.
Así relataba el alcalde de Carbanchel Alto el inicio de aquella ola de destrucción: “A las seis vino una nube negra, muy negra, de por allá, y otra, muy negra también, por allá. Las dos se encontraron en el Cerro del Aire y, al chocar, produjeron un ruido terrible, atronador, desencadenando el huracán y produciendo centenares de chispas eléctricas”.
El itinerario del tornado por el paso de la ciudad comenzó en los Carabancheles para luego a continuación descender por la Pradera de San Isidro y continuar hasta la Puerta de Toledo. De allí pasó a la Ronda de Valencia, zona de Atocha y subió por el Jardín Botánico y el Retiro hasta subir por Alcalá y perder intensidad al llegar a Ventas. Sólo en su paso por El Retiro y por el Jardín Botánico arrancó cerca de 400 árboles, también cayeron muros de las casas y volcaron carruajes, incluso un tranvía con 14 personas a bordo fue arrancado de las vías y volteado.
Aquella insólita furia nunca antes se había vivido en Madrid, las construcciones más insólitas fueron un mero juguete en manos de un titán desbocado. Todos los medios de la época recogieron aquella jornada trágica que incluso aparece en la obra ‘Misericordia’ de Benito Pérez Galdós. Aquí tenéis un par de aquellos testimonios:
“En un lavandero de la ronda de Segovia trabajaban varias infelices mujeres debajo de un cobertizo, en los escombros del cual quedaron sepultadas” (José Francos Rodríguez).
“Madrid parecía una ciudad muerta, entregada a la furia de los elementos. Muchas calles parecían ríos. De muchas casas volaban las techumbres. En todos los paseos arrancaba el huracán de cuajo los árboles corpulentos y altísimos. Por donde quiera, los destrozos, las pérdidas, las desgracias, los heridos, y los muertos…” (El Liberal).
Aquel 12 de mayo quedó para siempre inscrito en la leyenda negra de la ciudad. Una visita de infausto recuerdo que sesgó de cuajo casi medio centenar de vidas y que sumió a Madrid en un panorama apocalíptico, tal y como muestran estos documentos.
Imagen del Lavadero imperial donde muchas mujeres fallecieron
Otro grabado que muestra los efectos del tornado
Así quedó el Casón del Buen Retiro tras el paso del tornado
Imágenes desoladoras en Madrid…