Recuerdo que en mi niñez visitaba con regularidad alguna de las alfarerías de mi pueblo, en ella encontraba al alfarero dale que te pego con la pierna dándole a la rueda del torno para tornear la pella de barro hasta convertirla en una maceta, botijo, olla, cántaro, orza, etc…, pues el torno o rueda alfarera funciona de este modo, claro está hasta la masiva implantación de los tornos eléctricos.
El torno es la herramienta básica para el artesano alfarero que sigue en nuestros días inalterado en su funcionamiento. El uso de esta herramienta o ingenio, está datado desde el año 4000 antes de Cristo y ha pasado por todas las civilizaciones a lo largo de la historia sin modificaciones en su funcionamiento. Una lastima que su inventor desconocido no lo patentara, la de royalties que le hubiesen caído.
Su funcionamiento es simple, pues se trata de aplicar una fuerza centrífuga a la pella de barro para ir dándole forma con las manos, y, ayudándose de alguna herramienta manual, siempre, elaboradas todas ellas por la mano del alfarero (vaciador, tanza, media luna, punzón, etc…) para definir correctamente el contorno de la pieza, pero son sin duda las habilidosas manos del alfarero las que aprovechando esa fuerza centrífuga dan forma al barro que asciende gracias a la presión aplicada por las manos y a las revoluciones aplicadas a la masa de la rueda por las que la pieza de barro acaba siendo formada.
En origen, el torno funcionaba con una peana bajo la rueda y a la altura de los pies y a la que el alfarero aplicaba fuerza con su pierna para hacerla girar. Más tarde, o mejor dicho mucho más tarde, allá por la era industrial, se aplicó un cambio que revolucionaria el torno alfarero, pues se sustituyó la peana por un cigüeñal que funcionaba de forma parecida a lo que seria un pedal de bicicleta pero con movimientos verticales, de forma que al presionar de forma repetida el alfarero con su pierna el pedal y mediante el mencionado cigüeñal, la fuerza a aplicada se transmitía en forma de movimiento circular al torno o rueda donde el alfarero transforma su pella de barro.
La evolución final del torno, pasó por aplicar un motor eléctrico, un servo freno, un variador de frecuencia, así como una serie de artilugios para que el artesano pudiese variar la velocidad en el momento deseado y dependiendo del tipo de pieza a modelar.
Particularmente, opino que el acabado que tienen las piezas de barro fabricadas en torno tradicional tiene una imagen y originalidad que sin duda es inimitable por los modernos tornos alfareros de estos que tienen abs, esp, airbag, wifi y todas estas zarandajas.
Espero que os haya gustado esta pequeña reseña sobre el torno alfarero y nos aportéis vuestros comentarios en redes sociales y en nuestro blog.
2Enviar este artículo por correo
¿Cuál es su nombre?
Por favor indique antes los correos a los que quiere enviar este artículo: El torno alfarero.
Entre un correo por línea. No más de 5 correos.
Enviar
Cerrar