Las vallas publicitarias se encuentran repartidas a lo largo de toda la geografía española, generalmente junto a carreteras y en cerros, en los parajes más emblemáticos de nuestro país.
Con el tiempo y su arraigo, estas vallas han trascendido los límites de la marca comercial y de la empresa, convirtiéndose en un símbolo cultural español, motivo por el que el Consejo de Ministros del 20 de marzo de 1998, tras una sentencia favorable del Tribunal Supremo, indultaba a este símbolo, permitiendo que 92 de estos gigantes con cuernos sigan amenizando nuestros viajes.
Toros similares existen en las carreteras mexicanas, y lo que parece más sorprendente, constituyendo alguna otra excepción como la de Copenhague.Como todos Uds. entenderán, con estas figuras se hizo un poco de todo: como convertir una de ellas en vaca, valiéndose con un poco de pintura blanca, para simular las manchas (en Asturias). O colorearlo con la bandera LGTBI...
Y como para casi todo en esta vida, no sólo se cuentan simpatizantes, los toros de Osborne también cuenta con detractores, como el grupo de artistas que propone, no ya suprimirlos, sino invisibilizarlos a nuestros ojos, camuflándolos con pintura azul...
Y admitámoslo, casi lo consiguen...