El Tour de 1992 (XVII)

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Por detrás es otro miembro de dicha generación el primer gran damnificado del día. El americano Greg Lemond, que hasta esa jornada se había mostrado como una alternativa real sólida al poder de los más grandes en ese Tour (aunque con carencias cuesta arriba, como se vio en Marie Blanque) pierde el contacto con el grupo de los mejores y ya nunca más volverá a contar en las quinielas para la victoria final en Francia. Nunca más disfrutará Lemond de protagonismo en una etapa montañosa del julio galo y de hecho se tendrá que retirar al día siguiente al pie de la Croix du Fer. Uno de los máximos favoritos se mostraba incapaz de pasar los Alpes montado sobre su bicicleta.

El diablo en el Infierno

La razón tenía nombre y apellidos y se llamaba Claudio Chiapucci. El Diablo seguía tirando con fuerza por delante, pasando en primer lugar el col de Saises tras un cerrado sprint con Virenque, y lanzándose en el descenso para aumentar unas diferencias que ya superaban ampliamente el minuto. Detrás continuaba la tranquilidad, pero la misma ya se veía algo traicionada por el hecho de que la diferencia con Chiapucci no hacía sino subir pese a los esfuerzos de los gregarios. Estaba claro que la etapa de Sestrieres se iba a dirimir, de una forma u otra, entre los grandes líderes del pelotón.

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Llega el ascenso a Cormet de Roselend, un puerto alpino largo y duro, con más de 20 kilómetros siempre al siete por ciento de media salvo un pequeño descansillo en su parte central, y la situación no sufre cambios. Por delante Chiapucci tirando de un grupo de escapados cada vez más y más reducido, incapaces de hacer frente a un ritmo que sobrepasaba en mucho al esperado en momentos tan iniciales de la jornada. Por detrás los gregarios de Banesto y Gatorade trabajando en vano para reducir diferencias, y el pelotón desgranándose de forma casi dramática, merced a una velocidad frenética que iba a hacer estragos en el resto de la jornada. Y Chiapucci siempre en cabeza, siempre tirando, inasequible al desaliento. Camino de su propio mito, de ese Sestrieres tan especial para los italianos.

Gastón, otro protagonista de la etapa

Y es que Sestrieres es un sitio particular para el ciclismo transalpino. El primer puerto de más de 2000 metros escalado nunca por el Giro, en 1914. El único de más de 2000 metros que no puedo pasar en cabeza José Manuel Fuente en su mítico Giro de 1974. La última cima de la celebérrima etapa Cuneo-Pinerolo del Giro de 1949, aquella donde los locutores saludaban a la audiencia con la frase “Un uomo solo al comando, la sua maglia e biaanca e celeste, il suo nome e Fausto coppi”, que en otro momento narraremos con detalle. Y también fue la segunda llegada en alto en la Historia del Tour de Francia, en 1952, el día después del estreno de Alpe d´Huez, ambas dominadas sin piedad por el sobresaliente Fausto.