Revista Economía

El trabajo como producto

Publicado el 07 diciembre 2010 por Pacolopez

El gran cambio que ha experimentado el mundo con la globalización es hacer más evidente y problemático que nunca que el trabajo de igual calidad y productividad cuesta distinto en distintos países del mundo. Dicho de manera simple: Asia ha irrumpido con enorme fuerza en el mundo económico vendiendo productos y servicios más baratos, porque sus empresas compran el trabajo más barato de lo que lo compran las empresas de Occidente.

Aunque a largo plazo la tendencia será que esas diferencias se reequilibren, por ahora no es así, y las empresas “abandonan” el trabajo caro (en los países occidentales) y lo compran en los países más baratos (Europa del Este en su momento, Asia o Norte de África…). Asia, y en especial China o India, se han destacado de los demás, porque la calidad de su mano de obra en la manufactura (China) o los servicios (India) está a la altura e incluso por encima de la de los países más desarrollados.

¿Qué solución les queda a los países occidentales? No es vender su trabajo más barato. Es vender un trabajo que no sea sustituible, por su especialización y calidad. O vender un trabajo con una productividad tan alta que el coste de la unidad de trabajo pueda competir con esos países.

¿Eso qué quiere decir? Pues que los trabajadores se han de formar, se han de especializar, para ser insustituibles. Y las empresas han de invertir en productividad (y “asociarse” con los trabajadores y sus sindicatos) para que sus productos puedan competir con los chinos.

¿Es eso posible? No es fácil, pero es posible. Hoy en día, de hecho, ya hay trabajadores y empresas que lo hacen así. Se trata de que todos se movilicen en esa dirección. Y que los gobiernos les marquen el camino y les apoyen para ir lo más rápido posible.


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