Revista Infancia
El trabajo de parto que desarrolla la madre antes del nacimiento de su bebé, está cargado de cambios fisiológicos únicos en la vida, caracterizados por una amplia producción de hormonas como oxitocina y endorfinas que son consideradas las hormonas del amor y del bienestar por los cambios conductuales que producen en la mamá y en su bebé.
La abundancia instintiva de neurotransmisores, opioides y hormonas en el cerebro son la piedra angular en la que se sustenta nuestra salud emocional y el factor que favorecerá nuestra capacidad para tener éxito en cualquier actividad que desarrollemos en nuestra vida. En cambio, la falta de amor conduce a la falta de autoestima y de confianza social.
La relación más importante en la vida de un niño es el apego a su madre. Esta primera relación determina el “molde” biológico y emocional para todas sus relaciones futuras. Un apego saludable a la madre, crea un vínculo que provee una base sólida para futuras relaciones saludables. Por el contrario, problemas en vinculación y apego pueden resultar en una base biológica y emocional frágil para futuras relaciones.
El apego postparto es intenso, permanente y favorece la lactancia materna. Este apego se basa en la capacidad que tiene la madre y el hijo de reconocerse como propios, desde el nacimiento y es una característica no sólo del hombre, sino que también de muchos mamíferos.
En los dos últimos siglos, la medicina ha irrumpido de forma violenta en el proceso de parto, restándole libertad a la mujer, irrespetando el proceso natural, alejándole de su entorno familiar, obligándola a permanecer inmóvil, recostada en una posición incómoda, dolorosa, anti-fisiológica y separándola de su bebé.
La medicalización del parto ha cambiado un proceso natural, fisiológico, instintivo y emotivo, en un acto médico rutinario, en donde la mujer pierde su rol protagónico.
El exceso de intervención en el proceso de parto, ha hecho que las últimas generaciones de mujeres, hayan experimentado una vivencia intervenida y dolorosa en una de las etapas más importantes de su vida. La generalización de esta experiencia traumática ha colaborado para crear una cultura de miedo alrededor de la etapa más importante en nuestra vida con una alarmante proliferación de cesáreas innecesarias. Es tan grande el grado de desinformación acerca de la importancia del parto natural y sus beneficios, que hay madres y médicos que optan por planificar “convenientemente” una cesárea, en donde el proceso instintivo y hormonal es bloqueado totalmente y el nacimiento del bebé se desarrolla en un ambiente de profunda e incomprendida violencia y dolor.
En el mundo, la falta de amor conduce a la falta de autoestima y de confianza social. Si el niño llega a un ambiente hostil, es separado bruscamente de su madre, no se siente querido o no confía en la constancia del amor que sus padres sienten por él, su salud psicológica se torna vulnerable, con repercusiones futuras impredecibles.
“El embarazo, el parto y el nacimiento son el principio y punto de partida de la vida y son procesos que afectan el desarrollo de la personalidad y la salud futura del individuo en particular y de la sociedad en general.
Si el bebé que nace, desde el principio de la vida, siente el bienestar, la seguridad y el cariño de sus padres, aprende a amar en paz y en su madurez será capaz de ser un ser emocionalmente maduro, seguro y feliz. Se convertirá en un miembro aglutinante, armonizador y productivo en su núcleo familiar y social.
Humanizar los cuidados que se proveen al comienzo de la vida humana será determinante y definitivo para las sociedades futuras”.
Dr. Diego Alarcón
Maternidad Clínica La Primavera. Quito, Ecuador.