Revista Opinión

El trabajo dignifica

Publicado el 02 febrero 2010 por Elhombredelpiruli
Sin duda que el trabajo dignifica. Por eso, y porque nuestros políticos nos quieren cada día más, están dispuestos a retrasar la edad de jubilación. Quieren que trabajemos más para que cada día seamos más dignos. ¿Qué hay más digno que un honrado albañil de 62 años? Jodido por la ciática y el lumbago, con los manos agrietadas y más insesibles que un adoquín. Pero digno porque lleva 45 años de curro, un día detrás de otro.
La propuesta de nuestros políticos (casi todos) y de nuestros queridos empresarios no es inocente. Viene a querernos decir a todos que el parado es un ser indigno que no merece nuestra consideración, ya que está en fase regresiva de dignificación. Trabajo, luego me dignifico, que dijo Descartes.
También nos dan a entender con su infinita sabiduría que el ser humano necesita más de treinta y cinco años de explotación laboral para acabar de limpiar la indiginidad con la que nace. En este sentido prefiero el criterio siempre mejor iluminado, de la Iglesia, que te limpia del pecado original con un simple chapuzón (¡Viva B16!). Para los políticos y los empresarios españoles, la limpieza de la dignidad humana es mucho más ardua y dificil y debe obtenerse a lo largo de toda una vida laboral, esforzada y a veces arriesgada.
Pero no todos necesitan tanto tiempo para acabar de dignificarse y descansar tranquilos. No, todos no. Hay algunos que se dignifican en menos tiempos. Es el métido express. ¿Quiénes son esos superhombres? Quiénes van a ser: ¡los diputados! ¿Por qué razón si no todos los políticos quieren un escaño? Pues para dignificarse cuanto antes. En once años de mandato el parlamentario queda dignificado al cien por cien. ¿No es milagroso? Se ve que los parlamentarios están hechos de otra pasta, se dignifican antes que nadie. Será que la política dignifica más, aunque muchos de sus practicantes hagan verdaderos esfuerzos en sentido contrario.
En homenaje a esos políticos que se dignifican solos (no hagáis caso de la maledicencia de esos que hablan de los casos Gurtel , del Liceo de Barcelona y demás mamonadas), dejo aquí un memorable monólogo del gran Pepe Rubianes que nos explica la importancia del trabajo.

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