Revista Sociedad
En Marzo de 1783, Carlos I promulga una real cédula por la que se decreta la honradez de oficios, es decir, queda abolida la deshonra legal del trabajo. Oficialmente, que no en la mentalidad de los españoles. La sociedad española está impregnada del ideal nobiliario, incluso en las clases más bajas. Algunos oficios están socialmente descalificados, e incluso existían disposiciones legales al respecto. El desprecio social hacia los oficios mecánicos, la aspiración general a la ociosidad de las clases altas, supone un grave perjuicio para la economía española. Aparte del desprestigio que se refleja en los escritos de los visitantes extranjeros que visitan el país. No es igual en todo el reino. En el litoral cantábrico no es incompatible el ejercicio de determinados oficios con la pertenencia a la nobleza. En Cataluña, Navarra y Castilla la Nueva, el desprecio de oficios tampoco es norma. La agricultura no se considera un oficio vil, y el comercio, dado su desarrollo, no parece despreciable. En el sur, en cambio, la cuestión varia notablemente. Se prefiere pedir limosna o morir de hambre antes que tener un oficio ejercido alguna vez por esclavos o por extranjeros. Quien reúne algún dinero, con un oficio no considerado honroso, no tarda en abandonarlo, sin meditar que este abandono deja a la economía española indefensa ante la competencia extranjera. Sin embargo, aún tardará mucho tiempo en cambiar la sociedad, que quiere ser o, al menos, parecer noble.
Fuente: Crónicas dela Humanidad, 1986Imagen vista en "Sociedad Filatélica de A Coruña"