El tránsito de Venus

Aunque Benito Juárez y los gobernantes de aquel tiempo (1867) no consiguieron incorporar a México al grupo de naciones tecnológicamente desarrolladas, porque las circunstancias políticas y económicas no lo permitieron,  si se llevaron a cabo movimientos que avalan el esfuerzo. Agrupaciones como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Sociedad Científica Antonio Alzate, la Sociedad Humboldt y otras, que demuestran ya entonces el alto grado participativo y abierto al conocimiento universal.
Se discutió en la Cámara de Diputados, en 1871, la idea de enviar una comisión de astrónomos mexicanos para observar el tránsito de Venus. Pero el asunto se enfrió, hasta 1872, cuando el astrónomo mexicano Francisco Jiménez, a petición de la Dirección de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística publica un artículo sobre los pasos de Venus y Mercurio, en el que se hace referencia a varios paisanos suyos que ya habían tomado parte en las observaciones del tránsito venusiano de 1769.
Ese fue el detonante para que México enviara una comisión para estudiar este fenómeno en 1874. 
Francisco Díaz Covarrubias, como presidente anual de la Sociedad Humboldt, presentó aquel mismo año una memoria sobre este tema que intituló -señalan las fuentes- "Exposición popular del objeto y utilidad de la observación del paso de Venus por el disco del Sol". No faltaron opositores a este proyecto, por la delicada situación económica que atravesaba el país y lo costoso de un viaje de la ciudad de México hasta un punto remoto de Asia u Oceanía, llevando encima telescopios y otros objetos voluminosos que requerían un cuidado especial. Después de mucho análisis y controversias se decidió viajar en Ferrocarril hasta Veracruz y de allí embarcarse hacia Nueva York para llegar a San Francisco, California. Así las cosas, desde México hasta Nueva York, supondría dos meses de viaje, más otro tanto hasta llegar a Pekín, según las estimaciones de Covarrubias. Lo cierto es que aquella expedición, además de ser la primera de ese tipo en el México independiente, sirvió para que la comunidad astronómica internacional conociera la capacidad de los astrónomos mexicanos que,  si bien en número muy reducido respecto al de los países desarrollados, no desmerecieron en cuanto a conocimientos y técnicas de trabajo.

• Covarrubias, geógrafo mexicano

Francisco Díaz Covarrubias nació en Xalapa, la capital de Veracruz,  el 13 de enero de 1833. Cursa estudios superiores en la Ciudad de México, decidiéndose por la ingeniería. Hacia 1857 realiza un mapa del Distrito de México que determina la posición geográfica de la capital, y servirá para frenar los grandes problemas geográficos que perduraban, una vez lograda la independencia nacional, es decir, el interior, las costas y las fronteras de lo que se quería para el nuevo país.
Aquella propuesta surtió efecto reemplazándose las coordenadas antiguas referidas a París por Alejandro de Humboldt, observadas durante su viaje a la Nueva España en 1803. 
Estos valores modificaban la posición de todos los puntos del territorio nacional y permitieron su homologación con los valores universales a partir del meridiano de Greenwich, tal como lo empezaron a hacer varios países americanos en sus mapas generales. De 1877 a 1880 fue ministro plenipotenciario en Guatemala. Después fue cónsul general de México en París, ciudad en la que murió el 19 de mayo de 1889.
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Nota:
En la fuente consultada pueden ampliar conocimientos sobre la expedición. Dejamos para otros momento, si surge la ocasión, las impresiones de aquel viaje y lo que implica en realidad el llamado "Tránsito de Venus".
Fuente consultada: 
Serendipias
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